Adultos mayores son víctimas de abandono, maltrato y despojo de bienes

 

Algunos familiares incluso les quitan sus pensiones, dice el presidente de la asociación La Felicidad Comienza. Por su experiencia de vida y su capacidad para dar afecto, son personas que aún tienen mucho que aportar, subraya

Los adultos mayores son personas que aún tienen mucho que aportar a la comunidad, por sus experiencias de vida y su capacidad para dar afecto. Sin embargo el abandono, maltrato y despojo de bienes que cometen sus propios familiares llevan a muchas personas a vivir su vejez sumidas en la depresión y la soledad, afirmó Rafael Pinto Ontiveros, fundador y presidente de La Felicidad Comienza, A.C.

La agrupación, precisó, es como un club dedicado a transformar la vida de los ancianos, al darles nuevamente la oportunidad de disfrutar de la vida, mediante actividades culturales y deportivas y el cuidado de su salud.

En entrevista exclusiva para Punto Medio, en el marco del reciente Día Mundial de Toma de Conciencia de Abuso y Maltrato en la Vejez, que se celebra cada 15 de junio, Pinto Ontiveros enfatizó que la mejor forma de reconocer el valor de los adultos mayores es escuchándolos y hacerles sentir que todavía pueden ser felices, pese a las vicisitudes de la edad. “Se trata de escuchar a las personas, atendiéndolas, mimándolas, haciéndoles sentir que todavía valen mucho y tienen mucho que hacer”, puntualizó.

De acuerdo con la Secretaría de Salud de Yucatán (SSY), la disminución de las capacidades físicas, el abandono de los hijos, la pérdida de la pareja y las enfermedades son factores que propician la depresión en los adultos mayores; asimismo, situaciones como la jubilación, los problemas de salud y la pérdida de seres queridos son situaciones por las que pasan esas personas y que pueden propiciar momentos de tristeza. Si la tristeza persiste e impide realizar actividades cotidianas, existe el riesgo de cuadros de depresión.

–¿Qué retos tenemos como sociedad en la atención de los adultos mayores?

–Hay muchísimo maltrato en la vejez, sobre todo de los hijos que abandonan a sus padres, los ponen en el fondo de la casa como un mueble, a veces les quitan sus pensiones y los pobres viejitos en la tristeza.

No hay control real de cuánta gente hay maltratada, las estadísticas varían. Con simplemente salir al centro o ir a los hospitales, vemos las grandes carencias en la atención al adulto mayor. Es algo completamente preocupante.

Es más, no tenemos un hospital que podamos decir que es exclusivo del adulto mayor, no hay una procuraduría de defensa del adulto mayor, yo lo he gritado varias veces. Lo que pasa es que cuando escuchan que hay que hacer una procuraduría a favor del adulto mayor el asunto se vuelve político, pero esto es para trabajar mucho.

Hace poco ocurrió un accidente con una de nuestras viejitas, el camión la hizo caer, se lastimó la cabeza, porque al bajar las personas los camioneros arrancan de momento, no tienen el respeto de esperar que se baje el adulto mayor, no deben ser agresivos en la forma en que manejan los camioneros; es algo que molesta mucho, así como vivió pudo haber muerto. Que las autoridades de transporte vean por favor que hace falta un mejor trato al adulto mayor, se molestan cuando se suben con sus credenciales, no quieren dar servicio.

Durante los tres años de la fundación he visto muchas necesidades. Hay que trabajar más a favor del adulto mayor, y creo que los jóvenes son una parte principal, la unión entre la fuerza y la experiencia.

 –¿Cómo surge La Felicidad Comienza?

–Le puse el nombre La Felicidad Comienza porque desde que llegan son felices. Muchas de las personas vienen con problemas de depresión, con tristezas, con abandono, con maltrato, y al llegar aquí se les abre un panorama grande de que todavía pueden ser felices.

El adulto mayor pasa por muchos problemas, de salud, económicos, depresión, maltrato y abandono de los hijos; a veces prefieren llevarlos a un albergue, dejarlos y nunca más volver. El adulto mayor lo que necesita más que nada es cariño, es atención.

Nosotros inauguramos esta maravillosa fundación en memoria de mi padre Rafael Pinto Aranda, pintor yucateco. En ese momento se abrió mi vida para servir con amor al adulto mayor. Tengo más de 200 personas inscritas y de esas personas acuden a diario entre 30 y 35, un promedio de 720 personas al mes.

Aquí reciben su despensa, tenemos varios médicos de la Clínica Mérida y varias instituciones de salud que nos dan atención gratuita; en la Clínica Mérida tenemos atención gratuita de especialistas en caso de urgencias; del Centro de Salud Urbano de Mérida cada dos meses vienen a hacernos análisis completos, gracias al doctor Jorge Marín Marrufo, excelente persona que le ha dedicado mucho al adulto mayor.

Tenemos que tocar puertas cuando sabemos que la gente está sola, platicar con ellos, darles cariño, darles amor, darles abrazos, en vez de estar dándoles 50 pesos para que vivan hoy. No hay que llevar una continuación en la relación con el adulto mayor para que se sientan felices.

Quienes visitan la fundación se van impactados porque ven la alegría de la gente y los testimonios de cada uno.

No se le cobra un peso a nadie, se les da despensas, tenemos servicio de enfermería, nutriología, psicología. El principal requisito de ingreso es el deseo de cambiar su vida.

–¿Cómo ha sido el camino?

–Es difícil llevar una fundación, yo siempre he dicho que las fundaciones son para personas que tienen mucho dinero y pueden aguantar todo esto. Aquí no se cobra un peso a nadie, pero sí hay necesidades muy fuertes.

A veces bajo mi guardia y digo “uay”, “no puedo hacer esto”, pero siempre hay una ayuda y la mano de Dios que está conmigo. La mayor satisfacción es que las personas se sientan felices, no voy a bajar la guardia.

–¿Cómo ayudar a la fundación?

Estamos muy ilusionados con el nuevo local que vamos a tener, el ingeniero Alfonso Pereira nos acaba de dar una casa bastante grande, estaremos en calle 68 número 433, va a ser el nuevo local. Yo estoy muy agradecido, hay otras personas que por razones personales no quieren que se diga cómo nos apoyan y se respeta el anonimato.

Hay muchas necesidades en la fundación, pagar sueldo de secretaria, gasolina, mantenimiento, entre otras cosas.

Con el cambio de sede que vamos a hacer necesitamos dinero, necesitamos pintura, aunque la casa está bien son detalles que tenemos que hacer y tenemos que conseguir los medios.

Nosotros no pedimos por pedir, que primero conozcan a la fundación, que vean el trabajo que se hace en la fundación a favor del adulto mayor. Hemos tenido clases de baile, zumba, canto, teatro, concursos de manualidades, yoga y va a haber más cosas.

El teléfono al que me pueden hablar es el 9993225906; el de la oficina es 9999246036. Además tenemos la cuenta de Facebook “La Felicidad Comienza AC” y el correo electrónico lafelicidadcomienzaac@hotmail.com.

José Villegas

 

 

 

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