Hasta el miércoles pasado, personal del Ayuntamiento se daba a la tarea de encontrar a los familiares del popular Miguelito, “El Rey de los pastelitos”. Finalmente ubicaron a dos de sus hijas Martha Eladia y Nefertiti que ayer se llevaron una agradable sorpresa cuando se develo la estatua de su padre, a quien el escultor Reynaldo Bolio “Pacceli” inmortalizó incluyendo detalles como su sabucan y la lata de galletas en la que acostumbraba llevar su producto al parque de pelota.
“A la imagen de Miguelito solo le falta que cante: ‘Se oye el rumor de un pregonar’” exclamó el legendario William Berzunza, quien recordó que apenas un tiempo después de que se inauguró el parque Carta Clara, en 1953, comenzó a verse en las tribunas a este inolvidable vendedor, que bien ganado tiene su lugar en el Parque el Rey de los Deportes.
En su intervención, la alcaldesa Sierra Fritz dejó salir su amor por el rey de los deportes, y recordó que en su natal Yobaín, su papá tenía un equipo de béisbol al que le puso el nombre de su hermana Marisela.
A un costado, de cuerpo completo, se aprecia la imagen de Don Miguel Aarón Echeverría Ontiveros, el inolvidable Miguelito “El Rey de los Pastelitos”, elaborada a base de polímero con carga de bronce, que a decir del escultor Reynaldo Bolio Pacceli, para cuidar la isoptica de la escultura, se elaboró unos centímetros más alta que en lo que en realidad era el homenajeado que aparece con guayabera, alpargatas y su gorra, lo que refleja su personalidad, lo que dejó muy contentos a sus familiares a entre los que se encontraban sus hijas y nietos.
“Es muy grato que se le brinde un reconocimiento de esta naturaleza a un ciudadano común pero que es parte de la cultura de los meridanos y yucatecos que lo recuerdan siempre entregado a su trabajo, sea en el Kukulcán o en el Carta Clara o vendiendo en las cantinas cuando no había temporada de béisbol”, dijo el maestro Pacceli que suma ya tres esculturas de este tipo develadas en los últimos meses en la ciudad: la de Hector Herrera “Cholo”, la de Pedro Infante y ahora la de Miguelito.
Texto y foto: Manuel Pool
