Keisuke Honda, el futbolista que quiere educar al mundo

AL FUTBOLISTA JAPONÉS Keisuke Honda no le interesa publicar en sus redes sociales imágenes de sus vacaciones, el coche que tiene o los lujos a los que un deportista de su nivel puede acceder.
A él le importa que los niños reciban una buena educación, sigan soñando y lleguen a ser tan grandes como el sol.
En su cuenta de Instagram sí hay fotos de sus viajes, pero se trata de las visitas que hace a huérfanos en países en desarrollo y de los campamentos (clases) que organiza en naciones de Asia y África.
El jugador ha realizado campamentos en 18 ciudades de 10 países y tiene casi 80 escuelas de fútbol en Japón, China, Camboya, Tailandia y Austria. Creó una fundación llamada Change The World y la Organización de las Naciones Unidas lo nombró defensor global de la juventud.
Keisuke Honda, el futbolista que quiere educar al mundoEl futbolista se convirtió en la contratación “bomba” el pasado verano en México, cuando el Pachuca anunció su llegada, tras pasar por países como Holanda, Rusia e Italia. “El Emperador Keisuke”, como se le conoce desde hace años, es un ídolo en Japón. Con la selección de su país ha jugado seis partidos en dos Mundiales y marcado tres goles.
Tras un reciente entrenamiento del Pachuca en la Universidad del Futbol, El Universal habló unos minutos con Honda, quien se define no sólo como futbolista, también como empresario y, sobre todo, como un educador: “Lo más importante para la educación son la moral y la ética, como una persona que se dedica a la enseñanza, quiero mostrar el aspecto ético de la vida”.
La presencia de Honda no pasa desapercibida. El cabello rubio, sus evidentes rasgos asiáticos y su 1.82 de estatura provocan las miradas a su alrededor. Jóvenes le piden fotos, a lo que él accede amable, aunque —eso sí— es difícil verlo siquiera esbozar una sonrisa.
En un ambiente como el futbol no es habitual que un jugador hable de educación y mucho menos que convierta este asunto en su motor de ayuda, pero Keisuke Honda proviene de un país con 99% de índice de alfabetización y en el que la educación básica es de alta calidad.
Su labor como educador inició hace 10 años: “Cuando salí de mi país y comencé a tener compañeros extranjeros de África y Sudamérica, me enteré que ellos enviaban la mitad de su sueldo a sus países y empecé a cuestionarme y a agradecer el ambiente en el que crecí. Lo que que era natural para mí, no era tan natural para la gente de otros países”.
Cuando supo de la pobreza que enfrentan los niños en países en desarrollo, explica, “empecé a pensar que yo también quería contribuir en algo a la sociedad, en qué podría hacer yo, no solamente como futbolista. Desde antes de retirarme quiero hacer algo para que los niños tengan una oportunidad para empezar a soñar más”.
Keisuke Honda nació en la prefectura de Osaka en 1986. Cuenta que cuando era niño, su padre le enseñó un video de la Copa del Mundo de Futbol y entonces decidió que se esforzaría para ser un gran futbolista. Fue el comienzo del sueño. Cuando iba en la primaria “vaticinó” en una tarea que jugaría en la Serie A de Italia, de la que era fan, jugaría en Mundiales y tendría el número 10.
Los sueños de Honda no terminan. El máximo goleador de Japón en la historia de las Copas del Mundo piensa en la cita del próximo año en Rusia.
Keisuke Honda, el futbolista que quiere educar al mundo“No ha cambiado mi sueño desde que era niño, sigo sosteniéndolo. Como educador quiero continuar después de retirarme como jugador. Aprovechando mi experiencia, quiero dar un sueño y esperanza, incluso a los niños que están viviendo pobreza en el mundo y quiero que sea mi trabajo de vida como parte de mi misión”, explica.
Con el club Pachuca, equipo en el que fue presentado al estilo de la caricatura japonesa Los Supercampeones, desea aprovechar la oportunidad del Mundial de Clubes en Abu Dhabi. Este 9 de diciembre, el equipo mexicano juega contra el Wydad Casablanca, en los Cuartos de Final.
Honda tiene su filosofía: “Expresar la importancia de tener un sueño a través del futbol. Sólo tú puedes hacer realidad tu sueño. Como una persona que se dedica al futbol, pienso en lo maravilloso del deporte, que puede conmover a cualquier persona en el mundo”.
¿Un futbolista que habla de educación, ética y moral? Parece que no le gusta ser “ordinario”. Se tiñe el cabello de rubio, usa un reloj en cada muñeca y eligió un curioso nombre y número para el Pachuca “KSK, 02”.
En contraste con esos detalles, Honda parece ser un hombre muy serio. Cree que esa es la cualidad que se admira de los japoneses en el mundo y también, ¿por qué no?, que provoca cierta fascinación por su cultura.
“Tengo la impresión de que siempre caen bien los japoneses, porque es fácil que se ganen la confianza por su seriedad. No dicen mentiras y se dedican mucho al trabajo, eso puede ser algo que se puede llamar estilo japonés, muy típico”, explica.
Y Honda demuestra su estilo japonés en el esfuerzo que pone en cumplir su sueño de llevar educación a los niños. Fundó una empresa llamada Honda Estilo y una escuela de futbol llamada Soltilo Familia. El nombre de Soltilo es una combinación de las palabras “sol” y “estilo”.
Debido a que su hermano jugaba en Argentina, entró en contacto con el idioma español y nuevamente quiso hacer algo distinto al nombrar a su escuela. “En Japón hay costumbre de usar japonés o inglés para poner nombres y yo quería hacer algo un poco diferente. Uso el nombre de ‘sol’ porque quiero que los niños lleguen a ser muy grandes, tan grandes como el sol”.

Keisuke Honda, el futbolista que quiere educar al mundoSí sonríe

El futbolista destaca de México la amabilidad y alegría de la gente. En algún momento le gustaría hacer algo para contribuir con el país. Tras los pasados sismos de septiembre, donó 500 mil pesos a la Cruz Roja.
Quizás el “lujo” que el futbolista se permite es usar dos relojes; no hay ninguna norma que se lo impida, dice. Aunque ha contado distintas versiones sobre esta decisión, confiesa que no quería dejar de usar su primer reloj cuando compró el segundo, pero solía explicar que en uno tenía la hora de Japón y en el otro, la de Europa. Sólo entonces sonríe.

 

 

Texto: El Universal
Fotografías: EFE y El Universal

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