Los otros turismos

Cuando nos referimos a pueblos indígenas, en ocasiones es una denominación discutida, pues se engloba a los habitantes originales que habitaban previamente los territorios a los que llegaron otros pueblos de diferentes culturas u orígenes.

Existen otras palabras calificadoras para referirse a los pueblos indígenas como pueblos originarios, ancestrales, nativos, etc. Estos pueblos originarios se distinguen de otros grupos poblacionales en especial por llevar prácticas de organización no occidentales. En su vasta mayoría suelen habitar en lugares apartados del campo y viven fundamentalmente de la agricultura, la ganadería y la pesca.

Se estima que hoy en día habitan en el planeta, repartidas en setenta países, más de 370 millones de personas pertenecientes a unos 5.000 pueblos indígenas distintos (Morales y María, 2007). Es bien conocido que a lo largo de la historia los más castigados han sido los indígenas, pues sufren persecuciones y grandes matanzas. Muchos pueblos indígenas no pueden disfrutar plenamente de sus derechos y sufren discriminación de muchísimas maneras, en casos diarios de marginación, pobreza, enfermedades y violencia, por lo que sucede que en algunos casos llegan a la propia extinción, no sólo de tradiciones y costumbres sino como pueblo.

Los mayores índices de pobreza global los constituyen los pueblos indígenas. Aproximadamente un 10% de toda la población pobre del mundo es proveniente de algún grupo originario y aunado a esta pobreza. Los pueblos de origen ancestral son marginados por las políticas sociales de los gobiernos centrales, que muchas veces se concentran en políticas asistencialistas y no de Derechos Humanos.

Por otro lado, muchos de ellos son expulsados de sus territorios e incluso son obligados a abandonar su idioma, sus creencias y sus estilos de vida tradicionales para integrarse en la denominada cultura nacional, en un intento de crear una uniformidad cultural ficticia.

Para hacer frente a algunos de los problemas anteriormente mencionados, más allá de declaraciones formales y de protestas, se están impulsando y tratando de poner en marcha desde diversas instancias estrategias de actuación como el turismo en comunidades indígenas, también denominado con otros nombres, como turismo indígena, turismo étnico, turismo aborigen, turismo comunitario, turismo tribal, turismo con pueblos nativos, etc.

Ahora es un punto clave que el turista occidental, el nuevo turismo va en busca de experiencias nuevas, paga por viajar hasta aquellos lugares en los que habita, influida en mayor o menor medida por la moderna civilización. No se trata simplemente de que los turistas vayan a ver un lugar y a sus habitantes, sino de que participen, de que se genere una comunión entre la comunidad local, su cultura, su folklore, y cuanto quiera aprender el turista.

En las sociedades modernas, en las que impera el individualismo, vivir en comunidad es toda una experiencia. Las oportunidades que brinda esta idea de poder establecer vínculos con las comunidades, incrementa las posibilidades de que los pueblos originarios aumenten sus ingresos y pueda ser una manera de salir de la pobreza extrema que muchos de estos pueblos viven a diario, y una manera de divulgar sus mensajes e importancia de la conservación de sus tradiciones y lenguas. Lejos de discriminar, aprendamos a valorar.

Por Silvia Carrillo Jiménez*
silvia.carrillojimenez@gmail.com

* Asesora del Departamento de Turismo del Ayuntamiento de Valladolid y maestra en Desarrollo Sustentable y Turismo

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