Segunda Plana

EN UN RINCÓN de la humilde vivienda en las afueras de Tetiz, el menor de los tres hermanos adolescentes lloraba al ver cómo uno de los otros dos muchachos hería una y otra vez a su padre con un cuchillo. La madre, agredida poco antes por el hombre, también miraba la sangrienta escena… Ese drama, con más o menos gravedad, se vive con frecuencia sobre todo en el medio rural del estado y efectivamente evidencia, como señaló una activista pro derechos de la mujer, que las autoridades han fallado en su obligación de proteger la integridad de todas las yucatecas… Pero no sólo las autoridades han fallado, sino también nosotros, la sociedad entera, incluyendo los propios padres y madres, que tienen la oportunidad de educar a sus hijos desde el primer día en que los reciben. La violencia contra las mujeres es un problema tan complejo que incluye en sus raíces la pobreza, la nula o escasa educación que recibieron padres y madres, el olvido o relegamiento de valores, el desprecio a la fe en Dios, etc. Así que a la hora de condenar a una u otra parte es indispensable recordar la premisa básica de que la violencia sólo engendra violencia, y que la única vía correcta y duradera contra ésta es la educación.

ACERCA DEL lamentable caso de violencia en Tetiz, entrevistado para Punto Medio el fiscal general del estado, Ariel Aldecua Kuk, reconoció (página 20) que la violencia intrafamiliar es frecuente en la entidad y exhortó a las familias a trabajar en la concientización y prevención de esas situaciones, además de fomentar la sana convivencia, para no llegar a situaciones de tragedia. También señaló que no todos los casos de ese tipo se denuncian, lo que impide, decimos nosotros, conocer la gravedad y profundidad de este problema para reconocer que requiere ya la aplicación de una política oficial amplia que lo erradique. Hay que insistir en que cuidar la integridad de la familia como célula fundamental de la sociedad es vital para que alcancemos niveles de salud social más estables. Hay que castigar las conductas deleznables de agresión, pero sobre todo asumir que el problema existe y buscarle soluciones más certeras y definitivas, ¿no le parece a usted?

 

Por Gínder Peraza

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