SEGUNDA PLANA – PUNTO MEDIO

CUANDO FUENTES anónimas hicieron circular una supuesta encuesta que daba ventaja a dos aspirantes a la candidatura del PRI para el gobierno del estado, ninguno de los cuales era Mauricio Sahuí Rivero, uno de sus más cercanos colaboradores le dijo a PUNTO MEDIO que tal estudio estaba “alejado de la realidad” y que la verdad era que el titular de la Sedesol estatal iba arriba en los sondeos. Otra fuente, más determinada, consideró que la encuesta al parecer amañada era “un insulto a la figura del gobernador”. Al paso de los días se vio que tenían razón: Sahuí Rivero ya es el precandidato priista y pronto se convertirá en el candidato oficial. Las especulaciones quedaron atrás y según se aprecia la opinión del gobernador Rolando Zapata Bello sí pesó en la decisión pues, como dijimos aquí mismo, la mayor aportación moral/electoral que recibe hoy el tricolor proviene del jefe del Ejecutivo, quien se ha mantenido en las encuestas como el mejor mandatario estatal del país. Cabe subrayar que Mauricio Sahuí es entre todos los que aspiraban a la designación el que tiene un historial más limpio, menos vulnerable a la guerra sucia que seguramente se desatará en el actual proceso electoral.

LO MEJOR DE la reunión cumbre de anteanoche en la Ciudad de México y de la cual Mauricio Sahuí salió designado precandidato a gobernador fue el número y calidad de los asistentes. Estuvieron, entre otros, Víctor Caballero, Roberto Rodríguez, Pablo Gamboa, Jorge Carlos Ramírez, Liborio Vidal, el propio Sahuí, Carlos Berlín, Felipe Cervera y Enrique Ochoa y otros dirigentes priistas. Las imágenes de esas reuniones –una en oficinas del PRI y otra en una cena– proyectan sin duda la ansiada unidad del partido, ésa sin la cual sus posibilidades de triunfo merman, y con la cual se fortalece en lo interno y lo externo. Los dirigentes de ese partido seguramente desean que tal unidad se logre también en cada uno de los 106 municipios del estado, muchos de los cuales ya tienen candidato tricolor, pero afrontan la inconformidad de los grupos excluidos. Pasar la unidad del discurso a los hechos es el gran reto que afronta no sólo el PRI, sino prácticamente todos los partidos en liza.

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