Segunda Plana – Punto Medio

DOS PERSONAS participaron en una “manifestación” ayer frente a la sede del PRI estatal para rechazar la posibilidad de que el actual secretario de Educación, Víctor Caballero Durán, sea propuesto como precandidato a la presidencia municipal de Mérida, bajo el conocido argumento de que tiene parte de culpa en el escándalo de la empresa Crecicuentas, creada por una familia para estafar a incautos. Más de una vez se ha expuesto que muchos de los que ahora se dicen afectados cedieron a la tentación de obtener jugosos intereses, mayores que los de cualquier banco, por el dinero que depositaran, y hubo quienes vendieron propiedades para aprovechar lo que veían como una gran oportunidad, pero que acabó en la quiebra del negocio y la ruina de los neoinversionistas. La familia involucrada fue encarcelada, pero salió gracias a las “facilidades” que ofrece la ley a quien tiene recursos para hacerla valer. Caballero Durán es o era socio de una empresa o despacho que alguna vez asesoró a los defraudadores, quienes ahora quieren hacer valer esa circunstancia a fin de que el gobierno les devuelva con nuestros impuestos el dinero que en mala hora perdieron.

DICEN QUE EN política no hay casualidades, y bajo esta premisa cabría analizar el caso de Caballero Durán y la insistencia para hacerlo culpable del fraude de Crecicuentas. La noche previa a la “manifestación de dos”, en redes sociales corrieron versiones de que Caballero sería destapado como precandidato del PRI a la alcaldía de Mérida, y de inmediato circularon advertencias de que habría una protesta contra la presunta postulación. Algunos ven en el citado funcionario el elemento que falta para que la actual administración estatal coloque sus propias piezas en los puestos más relevantes que estarán en disputa el 1 de julio; eso sería en desdoro del Poder Central, y ciertos círculos estarían dispuestos a impedirlo, sobre todo en momentos en que el caso de Chihuahua se alza como un intento de rebelión contra el centralismo que rige al país. Habría que retroceder siglos para encontrar en Yucatán el “Síndrome de Chihuahua”, que no sería más que una forma de hacer valer el verdadero federalismo, ¿o Ud. qué opina?

Por Gínder Peraza

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