Temblor de 7.2 grados causa pánico en CDMX

El epicentro del sismo se sitúa a pocos kilómetros de Pinotepa Nacional, en la costa oaxaqueña.

 

MÉXICO REVIVIÓ AYER viernes por la tarde su peor pesadilla. Un nuevo temblor de 7.2 grados sacudió parte del país poco antes de las seis de la tarde.

Casi cinco meses después del sismo del 19 de septiembre que dejó más de 300 muertos solo en la capital, la Ciudad de México volvió a moverse de lado a lado durante varios segundos. El epicentro del temblor, de magnitud 7.2, se situó a pocos kilómetros de Pinotepa Nacional, en la costa del pacífico Oaxaqueño, a unos 600 kilómetros al sur de la capital.

El temblor, del que se han sucedido decenas de réplicas, una de 5.9 apenas una hora después del primero, también se ha sentido con fuerza en los estados de Guerrero, Oaxaca y Puebla. No se han registrado víctimas y los daños materiales han sido menores.

El primer temblor provocó escenas de pánico en distintos barrios de la capital. En las colonias Roma y La Condesa, donde más golpeó el 19-S, la población salió a las calles inmediatamente. La principal preocupación era que pudiesen derrumbarse algunos edificios. Al menos dos fachadas de inmuebles de la Avenida Amsterdam, en pleno corazón de La Condesa, se desplomaron, sin que los edificios se viniesen abajo. El jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera, ha asegurado que no se han registrado nuevas afectaciones en los edificios dañados en septiembre. La alerta sísmica, a diferencia de lo que ocurrió hace cinco meses, sonó unos segundos antes de que se moviera la tierra y poco después comenzaron los helicópteros a sobrevolar la ciudad.

“Qué susto he pasado, pensé que iba a ser como el de hace unos meses pero ha sido menos tiempo”, aseguraba Guadalupe Naranjo en la Colonia Roma. “Me dan miedo edificios como ese”, decía, señalando a una mole abandonada desde hace cinco meses por daños en la estructura y que se tambaleó la tarde del viernes.

En la colonia de Polanco, Carmen Rioja, explicaba que “se bloqueó”, atenazada por el pánico, y tuvo que bajar con ayuda las escaleras de su vivienda. “Me he quedado paralizada. No sabía que hacer. Aún tengo el miedo en el cuerpo del ultimo terremoto”.

En el Zocalo o la colonia del Valle se repitieron las escenas y cientos de personas salieron a la calle con el pánico en el rostro. “Nunca había vivido algo así. Se movía todo a mi alrededor”, explica en la colonia Roma Julie O’connor, una turista irlandesa aun con los pies descalzos por la velocidad con la que abandonó la habitación en la que se aloja.

Al menos 150 vecinos se habían juntado para una asamblea. Después de un largo tira y afloja el Gobierno de la ciudad les iba a entregar los estudios definitivos de daños de los inmuebles.

Acababan de empezar, cuando la alerta sísmica comenzó a sonar. Estaban en la calle, sentados en sillas de plástico, mientras el moderador leía el orden del día. Al sona la alarma, todos se levantaron y se juntaron en el centro de la calzada, a menos de 100 metros de las ruínas del edificio 1-C, caído en septiembre.

Muchos se abrazaron, otros empezaron a llorar. Sobre sus cabezas, los cables de luz se balanceaban, ensayando una danza conocida por todos, la danza del miedo.

 

Texto y foto: El País

 

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