10 de diciembre…

Era un día normal. Con niebla, uno de esos días en los que el sol lucha contra los jirones de bruma que enfrían el ambiente. Después del colegio los niños se habían reunido en casa de Patricia, profesora de actividades extraescolares, porque curiosamente todos los padres y las madres tenían muchas cosas que hacer esa tarde. Visita al dentista, reuniòn de trabajo, merienda de empresa…

Merendaron galletas de canela, muy propias de la época, y fruta. En casa de Patricia ya estaba puesta la decoraciòn navideña y hablaron sobre los diferentes días que se avecinaban… El 18, día de la Esperanza. El hermosísimo 24, único, tan familiar. El 25, día grande de diciembre. El 31 con su despedida del año… Y uno de los pequeños comentò que aquel día, el 10, no destacaba por nada, no era especial…

Patricia les hizo comprender a todos los chiquillos que en verdad el 10 no era un día corriente. Se cumplían nada más y nada menos que 20 años ( para los críos toda una eternidad) desde que el matador de toros José Tomás tomara la alternativa en México, y naciera así para hacer ese toreo tan bello y tan suyo que enamoraba los ruedos y las pestañas.
Bonita fecha pues!

Además se festejaba el cumpleaños del novillero sevillano Carlos Corradini, que justamente iniciaba también la segunda década de vida. Un día para celebrarlo! Y aunque Patricia era muy modesta, y mientras convidaba a todos a una enorme tarta, ella hizo saber también a los pequeños que igualmente era su cumpleaños. Los niños ya nunca lo olvidarían, le cantaron una linda canciòn…

El 10 de diciembre era un día bonito!

Dedicado a José Tomàs
Dedicado a mi sobrino Carlos Corradini
Dedicado a Luisito, hoy 7 meses desde su nueva vida
Dedicado a Patricia
Dedicado a todos los tomasistas en especial a mi hermana
Dedicado a México
Dedicado a Sevilla

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