Por Gabriel Ortiz
Entre las glorias deportivas de nuestro país podemos encontrar grandes historias de éxito y tenacidad. Historias que por su contexto resultan de gran inspiración, encumbrando el nombre de aquellos que logran sus hazañas como verdaderas leyendas de nuestro país. Es cierto, no son muchas y en competencias olímpicas son más escasas aun que en el deporte profesional. Pero es eso quizás lo que las hace tan memorables y dignas de mención entre los entusiastas del deporte, entre periodistas y los deportistas mismos. No tenemos un fenómeno como Michael Phelps, cuyas medallas son incontables y sus récords escandalosos, pero tenemos un “Tibio”. … Felipe “El Tibio” Muñoz Kapamas, nuestro tritón de México 68.
El día de ayer se cumplieron 50 años de la única medalla de oro olímpica de natación para nuestro país. Yo no había nacido entonces y aun así llegué a escuchar a mi padre en alguna conversación, hablar del “Tibio” y su medalla, de sus apenas 17 años, de su cierre de película y de cómo pudo imponer su grandeza en una piscina llena de titanes, esos rusos, estadounidenses y europeos a los que muchas veces damos por hecho invencibles.
El México de 1968 quedó marcado por la represión, la barbarie y la intolerancia ante un sector social pujante y guerrero, los jóvenes estudiantes.
Muchos dieron su vida en la plaza de Tlatelolco para demostrar que México no se rinde, que es más que sus problemas y que está en sus jóvenes la beta de oro más grande de este país. A todos ellos mi respeto.
