65,000,000,000

Por Sergio Aguilar

65,000,000,000 de pesos. No es hasta que vemos esos nueve ceros que nos cae el veinte de la enorme catástrofe que va a definir el 2019.

El problema de la lucha contra el robo de combustible no es que se haya implementado una mala estrategia. El problema es creer que lo que hace el gobierno es un programa de política pública, cuando en realidad es un asunto de seguridad del Estado.

Mientras más se va soltando la tubería de complicidades, más queda claro que no había estrategia sino una violenta cerrazón, porque ante lo que nos enfrentamos es una violencia del robo que trastoca todas las esferas y niveles de la administración pública, de la empresa privada y de la población civil.
Se debe partir de la situación de emergencia de robo sistemático de todo el país y que el modo de atacar una violencia que tiene tan agachado a México es con un acto igual de radical. Porque una situación radical, sólo se puede cambiar con una solución radical.

Si el 80% de la gasolina vendida era robada, con razón distinguidas personalidades como Rodríguez Asaf se la pasa poniendo estaciones de servicio. Con razón no sólo subía el precio por el mercado internacional (que era el cuento de Calderon durante los gasolinazos de su sexenio), sino también porque no había rentabilidad en ningún sentido ante tal magnitud de robo.

Aquí se caen todas las analogías de “reparar la casa”: aquí ya se va viendo cada vez más necesario demoler todas las ruinas y empezar de cero. Esta decisión implicará la “desfachatez” o “mala estrategia” de dejar sin gasolina al país, pero así como cuando en medio de un desastre natural nadie cuestiona la dura presencia policial y armada, y nadie cuestiona las decisiones del gobierno (pues es un asunto de emergencia, de crisis), así hay que entender que el país es una crisis, es un desastre, y que como tal no hay momento de ponerse a marcar hidrocarburos o tener más vigilancia con auditorías (como ridículamente señaló el PAN del Edo. de México), sino que requiere actuar ante una emergencia, una crisis.

Porque a veces, en vez de seguir parchando el problema, habría que destruir los cimientos, aunque lo tengamos que hacer 65,000,000,000 de veces.

 

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