A Microsoft se le complica reinventarse, pese a que su fin es la innovación

El viejo Microsoft, ese que a finales de los noventa trataba de sobrevivir en un mundo que ya estaba dominado por internet, puede ser definido con una metáfora muy simple: el asistente Clippy. Esta molesta mascota aparecía en Office 97 para ayudar al usuario en cualquier tarea, incluso aunque no lo necesitara. Incluida en 2010 por la revista Time como uno de los 50 peores inventos de la historia, encajaba como un guante con lo que muchos clientes y, lo que es peor, empleados, pensaban de la compañía: lenta, vieja, risible, inadaptada a la era de la movilidad y el trabajo flexible en red, anclada en el decreciente poder de Windows, poco competitiva.

Antigua, en fin. Pero Microsoft se ha reinventado de tal manera que su caso ya está siendo estudiado en las escuelas de negocio, y su presidente, Satya Nadella, ha escrito un libro para explicarlo, apenas cinco años después de llegar a la presidencia. Esta es la historia de cómo Microsoft ha pasado de ser la empresa de Clippy a superar a su viejo rival, Apple, como compañía más valiosa del mundo.

“Los últimos cinco años han sido toda una aventura”, confirmó Steve Clayton, que es el encargado de contar la historia de la transformación de Microsoft en su trabajo como jefe de narrativas (chief storyteller) de la compañía. Lo hace ante un grupo de medios europeos, que han sido invitados a su sede de Redmond (Seattle, EE. UU.) para que sean testigos de esa reinvención.

Es difícil concretar cuándo empezaron los problemas en Microsoft. Una de las claves está en el dispositivo al que había ligado su camino, el PC. El negocio de la venta de licencias para utilizar Windows, que garantizaba a la compañía un flujo constante de ingresos, dejó de funcionar cuando este dispositivo, que hizo de Microsoft la compañía más importante en la tecnología de los años ochenta, cedió su trono ante los portátiles, tabletas y smartphones. Alrededor de 2010, la compañía había perdido la pelea por los mercados tecnológicos del momento —móviles, búsquedas en la web y electrónica de consumo—, y ni siquiera olía el mercado del futuro, la nube, en el que ya se habían posicionado Amazon e IBM.

En 2012 reportaba la primera pérdida trimestral de su historia. La empresa trató de dar un giro comprando Nokia, en 2013 por algo más de 5,400 millones de dólares, en lo que terminó siendo una desastrosa operación que provocó las mayores pérdidas de la compañía y 18,000 despidos. Uno de los miembros del equipo directivo de Ballmer se opuso públicamente a la compra, el indio Satya Nadella. Cinco meses después, se convertía en el tercer presidente que ha tenido Microsoft, tras Bill Gates y Steve Ballmer.

“Nuestra industria no respeta la tradición, solo respeta la innovación”, explicó Nadella a los 130,000 empleados de Microsoft en su primer correo electrónico como presidente.

Texto y fotos: Agencia

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