Por Arturo Platas
Petr Čech anunció su retiro de la portería y de las canchas de fútbol al terminar su contrato con el Arsenal en verano. Un guardameta que al día de hoy podría ser empleado en equipos de divisiones menores, juzgando por su rendimiento en el equipo gunner, sin embargo, no fue hace mucho tiempo que era el protagonista de mis pesadillas cuando apostaba en contra de él.
Mi contacto con el portero fue siempre como un rival, la primera fue en 2009 cuando el Barcelona se midió contra el conjunto Blue en las semifinales de la Champions League. Tanto en la ida, como en la infame vuelta, la portería era inaccesible y no hablo de un trabajo defensivo total, sino de un completo talento y dominio del área chica por parte del checo.
No fue hasta 2012 cuando de nuevo se vieron las caras el Chelsea y los catalanes que sentí ese temor de nuevo, no era posible la cantidad de tiros a gol y que el resultado siempre favoreciera a los londinenses, tuvo que llegar un penal fallado de Lionel Messi, que hubiese definido la serie de haberse anotado, donde mi mente no comprendía el poder que tenía Petr bajo el arco de los Blues.
Existen muchas anécdotas de Čech, pero me quedo con esos encuentros de Champions League donde realizó un desempeño irreal para el ojo humano y aunque haya tenido que vérmelas para justificar las derrotas de mis equipos ante los del checo, sostengo que, en esos dos meses de 2012, fue la actuación de portero más grande que haya visto.
Espero que sea recordado, especialmente por los aficionados Blues, porque creo que no volveremos a ver a uno igual en un largo tiempo.
