Agua de mar ofrece un fresco menú que va desde los ravioles al tikin xic

Agua de mar ofrece un fresco menú que va desde los ravioles al  tikin xic

Tres años transcurrieron para que el restaurante Agua de Mar se convirtiera en una realidad y que por su estilo de servicio y la presentación de los platillos se consolidó paulatinamente en el gusto del público, hasta que llegó la pandemia, que obligó a dar un giro a los planes de Valerie Magaña y el chef Luis Rufino, que generaron un menú a base de taquitos, tostadas y guacamole que no perdieran su sabor y frescura al ser entregados a domicilio.

Fue hasta el pasado mes de septiembre cuando reabrió sus puertas este restaurante que se caracteriza por contar con un estilo de cocina creativa, en donde se valora y aprovecha todo lo que se produce en la milpa tradicional y en la costa yucateca.

Uno de los aspectos a destacar de este local, ubicado en la calle 49 entre 60 y 62 y que se identifica fácilmente por su puerta amarilla, es la preocupación por consumir los productos que se cosechan en el campo yucateco,  a fin de que la derrama económica se comparta con la gente de los municipios, a la vez, de que cada lunes, como parte del proyecto, se les visita para conocer y valorar el proceso de producción.

De esta manera en los platillos se incluyen productos orgánicos como hortalizas y verduras procedentes de diversas comunidades del interior del estado como Acanceh y Mamita, mientras que desde el rancho Kampepem de Dzununcán, llega de manera continua queso fresco y huevos de codorniz que son parte importante en el menú del chef Luis Rufino que los incorpora a  su “chilli atolll”, una bebida tradicional elaborada a base de masa de maíz criollo azul que terminó convirtiéndose en una salsa.

—Respetamos la parte tradicional en la elaboración de los platillos, con la  técnicas del pib, la cocina al carbón y la obtención de productos ceniza como el recado negro que se convierte en sal deshidratada para la coctelería donde también tenemos fermentos de piña y chiles o de flor de calabaza criolla, de modo que todos los productos se utilicen y que nada se desperdicie —explicó Valerie, quien es la encargada de la barra donde también se puede degustar un buen mezcal, una ginebra hecha en México, un mojito clásico o Royal o mejor aún, un sabroso licor de elote, de naranja agria o de chile habanero.

Una muestra de la manera en la que se aprovecha lo que se produce en el campo yucateco son los aguachiles que en lugar de jugo de limón llevan jugo de mandarina del cono sur, mientras que los ravioles van acompañados o rellenos de productos locales como longaniza o chivitas.

Y al llegar al tema de los mariscos, Valerie recalcó que todo este producto llega a diario desde Celestún y Sisal, además de Campeche de donde los sábados y domingos se recibe fresco róbalo que se prepara en tikin xic o sarandeado.

También tenemos en el menú mejillones que es el único producto que nos llega de importación desde el Mediterráneo, explicó esta joven empresaria quien comentó que ante todo tienen el compromiso de respetar las vedas, por lo que en estos días no se ofrece pulpo en el menú, en el que también hay carnes, pastas y próximamente, hasta hamburguesas con tocino orgánico de Hoctún.

Así es que si usted quiere disfrutar de esta mezcla de un estilo europeo con la parte tradicional de la cocina yucateca, que es la esencia de agua de mar, no dude en visitar este lugar que cuenta con una atractiva decoración que se adapta a la arquitectura del predio en el que se cuenta con una atmósfera agradable en la que por el momento y, para respetar las disposiciones en materia de salud  para evitar riesgos por la pandemia, se cuenta con solo cinco mesas que  se ocupan en promedio dos horas.

El horario de servicio es de martes a domingo de dos de la tarde a nueve de la noche, aunque por el momento predominan los pedidos a domicilio que usted puede ordenar en los teléfonos que aparecen en la página de Facebook del restaurante.

Texto y fotos: Manuel Pool

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