Albergue Hogar de Ángeles, un sueño que se volvió realidad

Ofrecer un espacio digno para niñas y niños que padecen los estragos de la enfermedad de cáncer, era uno de mis más grandes anhelos, por lo que hace 5 años comencé con este sueño que se ha hecho realidad”, manifestó la fundadora del albergue “Hogar de Ángeles”, María Cristina Rosado Garma.

Explicó que este espacio fue inspirado en un niño quintanarroense que padecía cáncer y que por no tener un lugar donde pasar su convalecencia después de sus tratamientos oncológicos, pernoctaba junto con su papá en cualquier sitio.

“Al conocer el caso y sin pensarlo demasiado, doy con Pedrito y sus papás y les doy hospedaje y comida. A partir de ese momento mi vida cambió, tenía claro que tenía que buscar un lugar cómodo donde las pequeñas y los pequeños pudieran quedarse con sus familias, que no fuera en los pasillos de los hospitales ni en la estación de camiones” señaló.

Informó que al día de hoy han atendido a 236 niñas y niños de escasos recursos que luchan contra el cáncer, ofreciéndoles hospedaje, alimentación, transporte, despensa, ropa y juguetes.

Recordó que el 18 de febrero de 2015, la Junta de Asistencia Privada del Estado los constituyó como una A.C. y desde ese entonces han estado trabajando para conseguir recursos y poderles dar la atención que estos pequeños requieren.

Comentó que gracias a la donación de un terreno que les hizo el Ayuntamiento de Mérida, ya cuentan con un espacio propio, el cual tiene 7 habitaciones destinados a infantes que requieren un tratamiento especial.

La fundadora de este albergue dijo que cuentan con un Modelo de Atención Sistematizado y una Guía Metodológica, que está basada en derechos humanos, en donde se les enseña paso a paso el proceso para recibir al niño y darle la atención que necesita.

“Es muy importante que las personas encargadas de cuidar a estos pequeños estemos capacitadas, pues la atención que requieres es muy especializada, pues son niños que sufren diversas secuelas a causa de sus tratamientos” manifestó.

Indicó que uno de los casos que marcó su vida fue la historia de Jorgito, un niño de 14 años que le detectó la enfermedad en etapa terminal, razón por la cual renegó de Dios, sin embargo, se le dio un acompañamiento espiritual y psicológico, que le permitió irse en paz, incluso hizo su primera comunión y pudo viajar a Cuba.

“Gracias a este acompañamiento espiritual y psicológico, los niños en etapa terminar terminan aceptando la voluntad de dios, y pueden irse en paz, felices” finalizó.

Texto y foto: Georgina Bacelis

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