Alertan por ola antivacunas que revive enfermedades

El continente americano destaca por su control y eliminación de enfermedades prevenibles con vacunación. Sin embargo, ahora enfrenta el avance del movimiento antivacunas.

Aunque no ha tomado la misma fuerza que tiene en otras regiones, viene aumentando su influencia en medio de la alarma por la reaparición de brotes como el de sarampión.

En 2016, América se convirtió en la primera región del mundo en ser declarada libre de sarampión —como ocurrió con la viruela (1971), la poliomielitis (1994), la rubéola y el síndrome de la rubéola congénita (2015)—, para 2018 se confirmó una nueva circulación del virus y la reaparición en Venezuela y Brasil de la transmisión endémica, a lo que se sumó este año un brote en Estados Unidos.

En este contexto, la Organización Mundial de la Salud (OMS) de que la desconfianza, “la renuencia y el rechazo” a la vacunación es ahora una de las principales amenazas a la salud a nivel global.

En Costa Rica se introdujo en el esquema obligatorio de la vacuna contra el virus del papiloma humano (VPH) en niñas de 10 años de edad.

Tras eso, a través de redes sociales se disparó la información sobre supuestos efectos adversos, como que motiva a comenzar las relaciones sexuales a temprana edad.

La inmunización contra el VPH ya había generado una controversia en Colombia, país que registró una fuerte reducción de la vacunación contra ese virus.

Expertos como el colombiano Carlos Pérez, especialista en Infectología y Medicina Tropical, señalan que los antivacunas existen en casi todos los países de la región y son muy fuertes en las redes sociales.

Por eso, Ratzan promovió la “Declaración de Salzburgo”, en la que líderes científicos de todo el mundo llamaron a detener “la caída global en las tasas de vacunación”.

En 1998, un artículo publicado en la revista Lancet se convirtió en el falso sustento del movimiento antivacunas.

Su autor, Andrew Wakefield, aseguró que las vacunas provocaban autismo. En 2010, se retractó, pero el mito ya se había propagado.

Texto y foto: El Universal

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