Análisis conceptual

Por María de la Lama 

En una de mis primeras clases de la licenciatura en Filosofía, un profesor cizañoso nos dejó de tarea preguntarle cada quien a un profesor del departamento qué significa hacer filosofía. ¿A qué se dedica un filósofo? En la clase siguiente comparamos las respuestas, y no sólo todas eran diferentes, sino incluso se contradecían unas a otras. Mi reacción favorita fue la de un profesor que se negó a responder, que porque la pregunta era de muy mal gusto.

Cuatro años después sigo sin saber qué significa filosofar en un sentido amplio. Pero me sigue pareciendo buena la respuesta que me dio el profesor al que me tocó preguntarle: filosofía es análisis de conceptos. Tal vez no es una respuesta exhaustiva, pero me parece difícil negar que una parte importante de lo que llamamos filosofía es análisis conceptual: definir qué es y qué no es la justicia, la ética, la libertad, la democracia, el conocimiento. Esta definición de filosofía ilustra el principal reto al que se enfrenta un filósofo, y al que mis parientes ingenieros se refieren con sorna cuando hablan de la inutilidad de la filosofía: el de cómo evaluar las diferentes definiciones de estos conceptos. ¿Cómo cuál es la noción correcta de justicia? ¿O, ya que estamos, de filosofía? ¿Con qué criterios debemos evaluar cada definición de un concepto?

El científico se enfrenta a preguntas similares a estas. Mientras un filósofo propone una definición, un científico propone una hipótesis. En ambos casos, lo que se propone es un modelo: una estructura cuya función es representar los aspectos esenciales de algo. El científico quiere representar los aspectos esenciales de la lluvia, la gravedad, un virus; el filósofo, del bien o de la verdad. Pero, mientras el científico evalúa sus modelos a través de su concordancia con los datos y su poder predictivo (puede mi modelo predecir nuevos datos), no está nada claro cómo puede el filósofo evaluar los suyos.

Esta pregunta me agobió mucho tiempo, pero hoy creo que tengo una respuyesta más o menos aceptable: los modelos del filósofo se comparan con las intuiciones de la gente. Un concepto válido es aquel que (entre otras condiciones, como la coherencia lógica) es intuitivo. Este modelo de “concepto válido” es controversial, pero me parece el menos contradictorio y el más intuitivo.

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