Columna | Antes del mensaje

Por Jhonny Eyder Euán

La imagen es un auto de color rojo estacionado afuera de un restaurante en alguna parte de la ciudad de Colima. El carro parece obra de arte porque en su estructura se lee: “No que no eras casado” y a un lado se ve la cara de un cerdo. De pronto, transeúntes toman fotos y el auto, con el motor apagado, recorre medio país. Hay burlas, memes y hasta muestras de apoyo. Pero, ¿qué pasó? O, mejor dicho, ¿quién fue? No lo sabemos lector, pero algo así pudo suceder:
Un joven estacionó su auto frente a un restaurante y se fue caminando rumbo a casa de su novia. El plan de su noche era ir por un helado, luego cenar y beber en un bar.

Mientras el muchacho se alejaba de su carro, la noche caía silenciosa sobre las calles de esa colonia, donde una mujer con ojos llorosos y cabello arisco se limpiaba la nariz mientras el conductor de su taxi la veía con cara de pena ajena.

Cuando el taxi llegó al destino marcado, la señora de los ojos húmedos y rojos bajó del coche, no sin antes arrojarle de mala gana un billete de 100 pesos al chofer En la acera, la mujer trató de sosegarse un poco para entrar a un restaurante.

Vio la calle, aspiró y avanzó lento hacia la entrada del negocio, donde puso la mirada alerta, como cazador buscando objetivos. Entonces lo vio.

La señora halló al hombre con quien estuvo durmiendo las últimas cinco noches, y quien le dijo era soltero y que quería algo con ella. Lo vio sentado en una mesa, con ropa reluciente y barba delineada. Su mano tomaba la de su acompañante, una mujer de unos 35 años que no paraba de sonreír y acariciarle la mejilla al susodicho. Frente a ellos, un niño degustaba un helado y mecía sus piernas en el aire, bajo la mesa.

Un par de líneas de agua cayeron de los ojos de la mujer, quien iracunda salió del lugar, se sentó en la acera y estalló en sollozos. Así estuvo por un buen rato, hasta que de su bolsa sacó un cuchillo y se vengó.

No dudó en dejarle un recuerdo al sujeto; ya estaba fuera de sí y no contempló ni el tiempo ni las consecuencias, simplemente “escribió”.

Horas más tarde, el dueño del auto volvía contento por lo vivido con su novia cuando se encontró con el mensaje y en segundos le cambió el semblante.

Nota al lector: lo anterior fue solo una versión ficticia de lo que pudo ocasionar que un auto fuese rayado, acción que se publicó en varios medios informativos.

Un periódico entrevistó al dueño del auto, quien sin dudar dijo: “me confundieron”. Hasta ayer, es un misterio lo que sucedió.

 

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