Aprende a dominar el lenguaje corporal

El uso del lenguaje es una facultad única de los seres humanos. A través de las palabras transmitimos información, pedimos cosas, trasladamos nuestras opiniones, planteamos ideas, o expresamos sentimientos. Es el principal vehículo que utilizamos para hacernos entender en sociedad. Sin embargo, existen otras maneras de comunicación en las que no reparamos muy a menudo y que, sin embargo, dicen mucho de nosotros. Los gestos, las miradas, las posturas, y toda una serie de elementos intervienen e influyen en la percepción que los demás tienen de nosotros o de lo que decimos. Nuestro cuerpo también habla. Es lo que conocemos como comunicación no verbal. Aprendar a manejarla puede ayudarnos a expresarnos y relacionarnos mejor.

La comunicación no verbal puede definirse como aquellos mensajes no lingüísticos que trasladamos a otras personas a través de nuestro cuerpo de diferentes maneras. Como explica la psicóloga especialista en comunicación no verbal y corporalidad María Oriol Vico, “los signos no verbales hacen referencia a tres grupos: los formados por los gestos, las posturas corporales y la mirada; los relacionados con el tono de voz y la velocidad al hablar; y los que tienen que ver con la distancia personal que mantenemos al interactuar”.

FACTORES

Cuando nos referimos a la comunicación no verbal, has de tener en cuenta que los gestos, las miradas, o cualquier otro signo, forman parte de un contexto del que no se deben separar. Las diferencias a la hora de interpretar los signos no verbales pueden ser culturales, pero también relacionados con las costumbres, el estado de ánimo, o la situación en la que se encuentren las personas.

Los expertos en la materia diferencian entre cuatro factores principales que forman parte de la comunicación no verbal, que son:

El paralenguaje: se refiere a los sonidos que emitimos cuando hablamos, pero que no tienen un significado, sino que expresan algo. El tono, el ritmo, el volumen, el timbre, e incluso los silencios, forman parte de la comunicación no verbal. La risa, el llanto, los silbidos o las interjecciones son algunos ejemplos.

Los comportamientos que más se relacionan con la comunicación no verbal son los gestos (ya sean faciales o corporales), las miradas, las posturas o las expresiones faciales, que se agrupan en una disciplina llamada kinesia. Los gestos con las palmas de las manos son muy comunes, como cuando nos las llevamos a la boca para expresar sorpresa, cansancio, o una equivocación.

También influye en la comunicación no verbal la distancia que separa a las personas, lo que los expertos denominan proxémica. Seguramente hayas oído hablar del espacio vital, que delimita el área de separación de los demás en la que nos sentimos cómodos. No suele ser agradable, por ejemplo, que un desconocido se nos acerque demasiado para hablarnos.

Por último, también es un rasgo del lenguaje corporal el tiempo. La cronémica es la disciplina que estudia la valoración y el uso que hacen las personas del tiempo a la hora de comunicarse. Por ejemplo, cuando una persona nos habla muy rápido entendemos que lleva prisa o está nerviosa.

FUNCIONES

Complementa, matiza o pone énfasis a nuestro mensaje: por ejemplo, no es lo mismo decir “por fin estás aquí” con voz enérgica y gestos de desaprobación, que si lo hacemos con un tono suave acompañado de un suspiro. Es decir, una misma expresión puede tener diferentes significados dependiendo de nuestro lenguaje no verbal.

Comunica directamente: a veces las palabras sobran. Por ejemplo, cuando abrimos los brazos hacia los lados y nos encogemos de hombros, a la vez que subimos ligeramente las cejas, indica que no sabemos algo.

Texto y foto: Agencias

 

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