¿Hay una burbuja económica en el 2021?

Este fenómeno ocurre cuando la regulación financiera ha sido deliberadamente flexible permitiendo que la ilusión eche raíces, sobre todo cuando está financiada con créditos

A un año de cumplirse la primera gran cuarentena global, nos acecha la consecuencia de una fragilidad económica que resulte en la explosión de una “burbuja”.

Muchos hemos oído hablar de una “burbuja económica”, también llamada burbuja financiera o especulativa como un fenómeno que termina en un colapso de mercados. La más popular de nuestros tiempos fue retratada en la película The Big Short (2015) con Christian Bale y Steve Carrell sobre la crisis hipotecaria de Estados Unidos de América (EUA) que llevó a la histórica caída del 2008, pero, ¿cómo se originaría de nueva cuenta?

Cuando el precio de un activo crece tanto que se deslinda de la realidad y llega a precios descomunales obedeciendo únicamente a la oferta-demanda, termina por llegar a un tope que desemboca en una caída en picada que deja al activo debajo del inframundo.

La caída de 1929, la del 2002, la del 2008, etc; todas fueron producidas por compras “especulativas” de acciones y títulos sin un análisis real. Oro, tulipanes, condominios, sitios web, todos han tenido su papel en la historia como activos inflados a lo loco que no llevan más que a la catástrofe.

Estas burbujas emergen típicamente en períodos de innovación. Pueden ser incursiones tecnológicas como el internet, o compras tendenciosas como flores. De ahí, que una de las teorías más populares para explicar las burbujas financieras es la “Teoría del más tonto”.

Esta teoría describe a las burbujas como un fenómeno dirigido por el comportamiento optimista de los participantes de un mercado. Estos son los llamados “tontos”, que compran activos sobrevaluados anticipando su venta a especuladores aún más tontos, a un precio mucho mayor.

Las burbujas ocurren cuando la regulación financiera ha sido deliberadamente “flexible” permitiendo que la “ilusión” eche raíces, sobre todo cuando está financiada con créditos, como el caso de la compra de acciones en los años 20 que condujo a la Gran Depresión y la de hipotecas del 2008.

¿Algo de esto les suena familiar? Hoy día hay muchos que tienen acceso a liquidez facilitada por bancos, ya sea en forma de préstamos o estímulos, por lo que no sólo personas sino instituciones tienen dinero extra para invertir en activos que provocan todo tipo de burbujas: inmobiliarias, en acciones, en el arte, en los deportes, en el transporte y la más reciente: en las criptomonedas.

El Bitcoin ha ido a la caza de la marca de los 50 mil dólares, multiplicando su valor en días. Hasta un 50% de una semana a otra para probar que todo es posible con un activo tan volátil, y que nadie sabe explicar el por qué de esta eclosión impulsada por la ilimitada liquidez que le proporcionan bancos.

Esta burbuja financiera es el perfecto ejemplo de la especulación: se trata de comprar un activo a un precio barato con la esperanza de que su valor suba y así poder venderlo a un mayor precio, independientemente del valor real del activo. El bitcoin y la criptomoneda se ha consolidado como el ejemplo perfecto de la exuberancia irracional de los mercados.

El gran problema es que las burbujas especulativas suelen detectarse cuando ya se instaló la crisis. Y aunque el mundo esté lleno de evidencias, la mayoría de los entusiastas ignoran las voces de la razón. Pero es importante alejarse del discurso trágico, sino más bien prepararse, porque todo indica que sí hay una burbuja… y se viene grande.

Texto y fotos: Agencias

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