Capital político

Armando Escalante

Periodista y analista político

Tener carisma, sensibilidad social, madurez política, son cualidades que mantienen en el poder a los gobernantes. Y sin ellas, se les dificulta el ejercicio del poder. Caerle bien a la sociedad, más en estos tiempos, resulta no solo complicado sino que casi un imposible. La gente anda enojada todo el tiempo, y los que no, comenzamos a hacerlo porque nos dan motivos.

Por ejemplo nos molesta que un desconocido como Rogelio Jiménez Pons, de Fonatur, quiera vernos la cara a los yucatecos haciéndonos creer que van a excavar un túnel de 4 o 6 kilómetros para meter el disparate presidencial sobre rieles y que eso no es un absurdo. Conozco varios kilómetros de andenes de trenes subterráneos, y créanme, estamos muy lejos de poder tener los multimillonarios recursos que se requieren para ello.

El túnel “deprimido” es el golpe de ariete que enfrentarán los hoy gobernantes en Yucatán y su capital, que podría sacarlos de sus respectivos puestos, descarrilarlos de la silla del poder, incluso cancelar su futuro político si se dejan. El presidente quiere la plaza y hay muchas manos que lo van a ayudar, para infortunio del Estado.

Hemos visto y comprobado el retroceso que han dado muchos estados del país, cuyos ciudadanos creían estar mal y votaron por Morena para estar peor. Los electores de Tabasco y los de Veracruz lo están viviendo: ya iban mal las cosas con el PRI y ahora están peor con Morena. Mayor delincuencia, asaltos, robos, secuestros, desempleo, todos los males están imparables.

Al tema: el domingo 22 de marzo a las 11 a.m. en el parque de La Plancha, todos tenemos una cita para formar una gran cadena humana que en forma simbólica proteja ese sitio de la gran afrenta de pretender volverlo una estación del tren maya. Debemos reunirnos en ese lugar con nuestras familias, amigos y conocidos, para intentar defender uno de los últimos bastiones que han escapado de la voracidad inmobiliaria que destruye Mérida, ante la permisividad de la autoridad.

Debemos estar ahí para alzar la voz, para decir un NO rotundo a la imbecilidad oficial de querer meter un tren no solo a ese sitio, sino que además, proponer hacerlo mediante un túnel de 4 o 6 kilómetros, por debajo del suelo meridano, pudiendo dejarlo en las afueras de la atribulada ciudad que hoy tenemos.

Vamos a estar en La Plancha los que limpiamos el padrón electoral que estaba lleno de muertos y falsos nombres, los que antes pedimos urnas transparentes en las elecciones, los que un día luchamos por comicios organizados por ciudadanos y no por el gobierno, los que exigimos y fomentamos la transparencia y la rendición de cuentas; los que abrimos los medios a todos los candidatos, a fuerza de marchas, plantones y protestas; los que exigimos y nos dimos una credencial con fotografía y los que exigimos campañas políticas en igualdad.

El xix.- Hay que sumarse a apoyar la defensa de la antigua Estación Central de Trenes, incluso desde las oficinas públicas de los gobernantes porque si no lo hacen, van a perder el capital político que con su carisma, sensibilidad y madurez, obtuvieron alguna vez. Una obra pública mal gestionada y con desaprobación ciudadana puede mandar a la tumba a cualquier gobernante. Ya lo vimos en Mérida, y podríamos volver a vivirlo. Si no quieren aparecer, ni van a liderar la oposición al disparate del tren maya-capricho del presidente- que lo hagan bajo el agua, moviendo gente, apoyando de muchas formas a los que sí daremos la cara. Si no ayudan, que no estorben.

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