Chicharra de la familia Cobá, fresca y con un sabor único

La familia de Alberto, de 21 años, se dedica a esta actividad desde hace muchos años y ha ganado prestigio en gran parte del estado.

A sus 21 años de edad, Alberto es un especialista en la elaboración de la chicharra. Su familia se dedica a esta actividad desde hace muchos años, y es de tal calidad su producto, que surten todos los días a conocidos restaurantes bar de gran prestigio en la zona norte de la ciudad como Mi Viejo Molino, Las Brasas y Puerto Campeche.

“Mi abuelo, Alberto Cobá Manzanero, aprendió a hacer chicharra desde que casi era un niño, mi tío Jose Nicolás siguió sus pasos, luego mi padre José Alberto, y ahora yo también me encargo todos los días de preparar mi venta desde las 4 de la mañana para que a las ocho y media ya esté en mi puesto”, comentó.

El origen de esta familia y de su deliciosa chicharra la encontramos en Chuburná, donde el abuelo, ya fallecido, después de trabajar muchos años en el ramo en el mercado, se independizó y abrió su local en la calle 16, en la casa de su esposa, doña María Elena Caamal López.

Sin duda que el mejor legado que pudo dejar a su descendencia fue enseñarles el valor del trabajo honrado y, por supuesto, los secretos para lograr que la cáscara esté delgada y crujiente,  además que el castakán sea una auténtica delicia.

Y qué decir del buche y las orejitas, que acompañadas de una refrescante bebida, son todo un manjar aún sin que se prepare el tradicional salpicón, basta tener unas tortillitas calientes para disfrutar de todo un banquete.

Alberto, quien lleva unos meses con su punto de venta propio, el cual está ubicado en la calle 23 por 14 de Cholul, comentaba acerca de la buena aceptación que ha tenido por parte de la clientela que antes lo ubicaba en el puesto de su tío que funciona en la plaza principal de esta comisaría.

“Mi tío me permitió utilizar una manta con el nombre de su puesto que es Nicolai, para que me ubique la clientela y vea que aquí tenemos el mismo sabor y calidad de chicharra y que no tiene que desplazarse hasta el centro para comprar, y como estamos en un lugar que es conocido como la Curvita, donde hay venta de verduras y una cocina económica, es decir hay mucha afluencia de gente, y nos está yendo bien”, explica.

Otro punto a tomar en cuenta, es que al estar apenas a unas dos cuadras de la carretera Mérida-Tizimín, muchas personas que entran a Cholul por esta zona tienen a su paso el puesto de Alberto, quien atiende a la clientela con amabilidad.

Antes de las dos de la tarde, la vidriera está casi limpia, y mientras disfrutamos de un taquito de chicharra fresca con su buena dotación de costillita y orejita picada, llega la hermana de Alberto, quien también ha concluido su venta en la plaza de Cholul y pasa por él para irse juntos a casa.

“Yo sigo trabajando con mi tío, pero también estoy buscando un lugar para poner mi puesto, como lo hizo Alberto”, comenta esta joven, quien destaca que esta es la manera en la que todos los días se prepara la chicharra que se lleva a los puntos de venta y a los restaurantes a los que desde hace tiempo se les surte, así es que también podrá encontrar la chicharra que prepara Alberto y su familia en diferentes puntos, por ahora, del norte de la ciudad.

“Mi papá está en la Avenida Xcumpich, junto a la gasolinera, hay otro puesto Francisco de Montejo además del de la plaza de Cholul”, comenta este joven, que le invita a probar su producto en la Curvita de Cholul de lunes a sábado de 9 de la mañana a tres de la tarde. No se va a arrepentir.

Texto y foto: Manuel Pool

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