Chuiná, un maravilloso punto de encuentro en Semana Santa

Miles de yucatecos visitan esta pequeña población para venerar a la Virgen de Dolores

Debido al coronavirus, como ha ocurrido con la mayoría de los eventos que representan aglomeración de gente, los festejos a la Virgen de Chuiná en el vecino estado de Campeche han quedado pospuestos para fechas posteriores, pero les presentamos algunas de las razones por las que esta pequeña población perteneciente al municipio de Champotón, Campeche, es el punto de encuentro de miles de yucatecos que, movidos por la fe, recorren cientos de kilómetros para visitar a la venerada imagen, en cuyo alrededor se han tejido interesantes historias.

Esta población, que de manera oficial se llama Aquilés Serdán, se ubica a media hora de la cabecera municipal de Champotón, un kilómetro adentro de la carretera federal que lleva a Escárcega, y cada año recibe durante su fiesta patronal a más de 50 mil personas, que llegan desde diferentes puntos del Sureste, para agradecer por los favores recibidos o pedir por su salud a la Virgen de Dolores.

Pero dicen las leyendas que nadie debe permanecer en el pueblo el Viernes Santo porque la Virgen se pasea por la laguna sobre unos lagartos y que ningún mortal puede verla sin pagar las consecuencias, por eso en los días previos, llegan decenas de autobuses que se acomodan en el campo de futbol del pueblo, y al amanecer no es difícil encontrar entre los peregrinos a quien viajó llevando su lata de cochinita pibil como si estuviéramos en Mérida o en cualquier población.

Y a falta de hoteles, es tradición que los pobladores construyan palapas donde cuelgan los visitantes sus hamacas, mientras que los que no encuentran lugar se quedan a pasar la noche en sus vehículos, mientras que en la plaza se escucha la música que grupos en vivo tocan en el baile popular.

Este año la fiesta estaba programada para realizarse del 5 al 10 de abril, pero debido a la contingencia de salud por la que pasa el país se tomó la muy necesaria decisión de suspender por primera vez la feria por autoridades estatales, municipales y ejidales, quienes en aras de cuidar la salud de toda la población tomaron esta medida muy complicada por ser su feria tradicional.
Familias enteras forman largas filas por horas para llegar hasta lo alto del altar en donde se coloca la Virgen, y besar sus ropajes, untar sus ramos de ruda y flores que se llevan a sus casas, cargar a sus hijos menores y presentarlos a la imagen y pedirle su bendición, mientras que los rezos y cánticos inundan el ambiente durante las 24 horas del día y la noche, no hay descanso, pues como van llegando los grupos, lo primero es acudir a la iglesia, muchos llevando sus estandartes en los cuales hacen público su agradecimiento por el milagro recibido, mismo que al final del recorrido se deposita en el cerro ubicado detrás de la pequeña capilla, donde los creyentes aseguran haber visto a la virgen entre las rocas y los matorrales.

Los peregrinos encuentran en la calle de acceso a la iglesia, puestos que expenden milagritos, colguijes de todo tipo, envases de todos tamaños, llenos de aceite verde, veladoras, imágenes, ramos de ruda, flores y albahaca, todo de diferentes precios, y relacionados con la Virgen y otros santos milagrosos; y de ninguna manera pueden faltar los venteros de agua, refrescos y todo tipo de bebidas frías o calientes, dependiendo de la hora que lleguen los visitantes.

Después de cumplir con la tradicional visita, es costumbre que los excursionistas yucatecos continúen su recorrido a otros lugares en el centro del país o en su caso emprendan el retorno a casa.

Texto y foto: Manuel Pool

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