Círculo vicioso

En la sobremesa surgió el tema de la falta de gol de los delanteros mexicanos. Históricamente hemos padecido a nivel de Selección Nacional la falta de contundencia, la efectividad de convertir en gol las oportunidades claras de anotar.

Con el Chícharo, Vela y Raúl Jiménez rumbo a la salida no se vislumbra un buen panorama, por lo menos en el corto plazo. Más bien podemos hablar de escasez de goleadores mexicanos perfilados para ocupar esos puestos.

Si miramos la tabla de goleo en la Liga Mx, encabezada por el argentino Julio Furch y el francés André Pierre Gicnac, ambos con 9 tantos, solo aparecen dos mexicanos de nacimiento: Oribe Peralta y Elías Hernández, quienes seguramente tampoco lograrán completar el siguiente ciclo mundialista.

Por cierto, Furch, uno de los cientos de goleadores argentinos que han llegado a nuestro país. Ha duplicado el valor de su carta desde que llegó contratado por el modesto Veracruz, gracias a su rendimiento. Está a punto de llegar a 100 goles en su carrera, de los cuales 63 los ha anotado en la Liga MX.

Los clubes invierten en traer extranjeros que les resultan más en costo/beneficio cerrando cada vez más los espacios al talento nacional que, por consiguiente, se desarrollará menos; se ha generado un círculo vicioso.

Al tiempo que, los aficionados mexicanos, nos maravillamos con las prometedoras cualidades sobre la cancha del volante Diego Laynez que, a sus 18 años y sin haber ganado nada, estampa sus huellas en la Plaza de las Estrellas de la Ciudad de México. Con mucho camino por andar y detalles a corregir, Laynez es una muestra más de que hay talento y solo falta pulirlo y cuidarlo pero sin inflarlo.

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