Colorín, colorado

Por Renata Millet

Gladys se levantó a las 4 A.M.  Se arregló, agarró a su nené, su bolsa y salió a la parada donde muchas otras mujeres con sus hijos esperaban a los taxis colectivos que las iban a llevar. De distintas edades, la mayoría jóvenes, todas madres solteras, se dirigían a Mérida desde Maxcanú para recibir un apoyo que los funcionarios de este pueblo iban a darles.

Los camiones no siempre están pasando, entonces tenían que tomar a fuerzas un taxi. Al taxi no le convenía sólo llevarlos hasta Mérida y a ellas tampoco les convenía tener que trasbordar. A cada persona se le cobró 200 el viaje redondo. Muchas de ellas son jóvenes e iban acompañadas de sus mamás, además de sus hijos.

Cuatrocientos pesos por dos personas adultas el viaje redondo hasta donde iban a entregar el apoyo. Las tuvieron formadas desde las 7 de la mañana hasta el mediodía, sin darles comida ni agua. Tuvieron que comprarlo, ¿cuánto habrán gastado? Unos cien pesos al menos. Pero no importa, el apoyo para las madres solteras con hijos en la primaria, ese apoyo económico seguro les va a ayudar con sus hijos, a mantenerlos.

Ser madre soltera seguro es difícil. Pero ser madre soltera con rasgos mayas, en un pueblo de Yucatán y probablemente sin estudios concluidos, eso es extremadamente difícil. En este país, con leyes, sistemas y una cultura machista, lo que estas mujeres logran es asombroso.

Pero bueno, seguimos en la cola. Hace mucho calor y las meten para registrarlas. No todas las que aplicaron lo van a recibir. Nadie sabe (ni sabrá) cuál es el criterio de elección.

Pero bueno, todas agradecen haber sido las elegidas, así les hacen sentir. Les dicen las condiciones del apoyo: algunos chequeos médicos, algunas juntas, dentro de otras cosas.

Otras colas interminables, como si estas mujeres no tuviesen que cuidar niños ni tuviesen que trabajar. Como si no fuese la mayoría trabajadora doméstica sin seguro social a quienes el o la patrona pueden despedir si “consideran que falta mucho o pide muchos permisos” sin darle siquiera liquidación. Como si tuvieran guarderías seguras donde dejar a sus hijos. Pero bueno, seguro será un buen apoyo que alivianará la economía familiar.

Han gastado en todo el chistecito aproximadamente 500 pesos. Ahí están, paradas esperando escuchar lo más ansiado, la cantidad que se les otorgará. Se paran, lo anuncian.
Seiscientos pesos. Cada dos meses.

–¿Qué? Seguro se equivocaron.

–No, no se equivocaron.

–Seguro sí, no pueden ser tan imbéciles en no saber la realidad de la gente. No pueden ser tan imbéciles en hacer gastar a la gente 500 pesos por un apoyo que les está dejando más pérdidas que beneficios, al menos hoy.

–Pero seguro hay buena voluntad detrás de esto.

–La buena voluntad no quita la imbecilidad de no haber hecho una averiguación previa de la situación.

–¿Y por qué nadie se queja?

–Porque son mujeres jóvenes, madres solteras, mayas y sin conclusión de estudios. Están en los escalones más bajos, son de los grupos más vulnerables. Siempre han creído que no tienen voz y con el tiempo, se las han robado.

Fin, del que ojalá, fuese solo un cuento.

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