Columna | La travesía de volver al cine

Por Jhonny Eyder Euan 

Algunas personas estaban confundidas ante lo que veían en la pantalla: un terror psicológico sobre dos hombres y un faro. La película era El faro (The Lighthouse) y hacía su debut en cines mexicanos el 1 de enero de 2020, como si fuese un presagio de lo que estaba por venir para el país y el mundo.

El presente no tiene relación con esa película, pero es curioso recordar que inicié el año viendo una historia de terror, para después seguir viendo miedo durante el año, pues este 2020 parece una pesadilla de larga duración.

Ese primero de enero fue la última vez que fui al cine. Con tiempo de sobra entré a la sala y, como acostumbro, me gasté las palomitas antes de que inicié la proyección. En esa ocasión, la sala no se llenó, pero tuvo un aforo suficiente para no sentirse tan solo en el lugar.

El faro es de las mejores películas que he visto este año, dije al salir del inmueble sin que cruzase por mi mente la posibilidad de ya no volver a una sala de cine. Pero como muchos lectores saben, el mundo se vio atacado por un virus despiadado. Se cerraron millones de puertas y los cines no se salvaron de las rigurosas y necesarias medidas impuestas por los gobiernos de los países.

En México, las salas de todo el país cerraron el 25 de marzo ante el llamado de las autoridades de salud para evitar la propagación del enemigo, el llamado COVID-19. Fue así como se acabó esa magia de encerrarse en una habitación oscura para distraerse del exterior y disfrutar de una historia en pantalla grande. Duro golpe para los cinéfilos, fatal para industria cinematográfica.

Pasaron casi tres meses para recuperar la alegría del cine, ya que en algunos estados comenzaron sus reaperturas a partir de la segunda quincena de junio. Y hace unos días las salas de la CDMX reabrieron sus puertas. Es una buena noticia en el tema económico para el sector cinematográfico, pero, ¿realmente lo es para los ciudadanos?

Ahora, como si se tratase de una expedición de alto riesgo, los espectadores tienen que cumplir una serie de reglas para entrar al cine. Hay que pasar por filtros sanitarios, es obligatorio el cubrebocas y se debe usar de manera constante gel antibacterial, además de guardar la sana distancia entre butacas.

Así es el retorno a los cines en México. Parece una travesía muy arriesgada para estos días de incertidumbre.

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