Columna | Llamadas irrelevantes

Por Jhonny Eyder

No es por ser chismoso, pero al primer lugar al que Dante irá mañana cuando amanezca será una librería. Me lo contó cuando despertó de su siesta vespertina. Dijo que se levantó con el presentimiento de ir por un libro que siempre quiso leer, pero que, por muchas distracciones, nunca pudo ni comprar.

A veces me manda mensajes para platicarme que vio a tal y tal persona. O para invitarme a caminar a parques. También es solidario para ir a nadar o partidas de ajedrez, aunque nunca había sido tan detallista como para llamarme por teléfono y contarme sus más profundos anhelos.

Quiere comprar un libro que fue escrito entre desgracias y tumbas. Me lo gritó con ciertos grados de desesperación cuando me tomaba un té en la terraza. Aseguró que había hasta revisado los horarios de la librería por internet para ir hoy mismo por el ejemplar. Sin embargo, se topó con pared porque el lugar ya estaba cerrado.

Le pregunté qué onda, qué rollo, por qué tanto drama. Qué libro es o qué. Y se soltó a decirme que era una novela que describía una ciudad condenada al encierro por una situación sanitaria .

—¿Una enfermedad? —pregunté por compromiso.

Me respondió que sí y que era necesario para él leerlo lo más pronto posible porque tenía el presentimiento de que era vital saber qué ocurría en una situación como la que se relataba en ese libro y no sé qué tanta palabrería más. Afirmó que debía prepararse para cuando una pandemia se desate en el mundo.

Me dejó con el teléfono en la oreja por casi una hora. En verdad, estaba como excitado por un libro del que yo nunca había escuchado hablar y que ni me interesaba porque me era irrelevante la ficción.

No corté su conversación porque me dio pena, además de que iba a ser irrespetuoso de mi parte no prestarle atención. Así que me levanté de la silla y caminé por el jardín mientras el viento refrescaba las flores y te vi llegar del supermercado.

Di varias vueltas mientras seguía escuchando el relato de cómo los países se paralizaban y la vida daba un giro brutal. Al final, cuando se le gastó la saliva o entendió que no me importaba, se despidió. No sin antes coronar su audio reseña literaria con una invitación para que lo acompañe mañana a comprar el libro y que juntos lo leamos para luego debatir sobre la historia.

Está medio paranoico el tipo con sus temores acerca de un mundo en crisis por una enfermedad desconocida. Pero bueno, eso es todo lo que hice esta tarde, escuchar a un chiflado. ¿Una pérdida de tiempo, no crees?

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