Con la receta para multiplicar boticas

De acuerdo con un libro, Carlos Canto y Canto señala que su papá (Ignacio) tiene que cambiar su negocio a una distribuidora de medicinas, luego a droguerías y, finalmente, a farmacias

Originario de Yaxkukul, Ignacio Canto Pech, un hombre sencillo, pero visionario, junto con sus hijos Carlos, Milton, Jorge, y más adelante Miguel, inició en 1949 una historia de éxito en el ramo farmacéutico que se convirtió en toda una organización al cuidado de la salud no sólo de los yucatecos, sino de todo el Sureste Mexicano. En su momento Farmacias Canto llegó a tener fuerte presencia en Campeche, Veracruz, Quintana Roo, Tabasco e inclusive en la Ciudad de México.

—Mis abuelos Ignacio Canto Pech y Natalia Canto Herrera se casaron en 1922 y fueron vecinos de San Cristóbal, tuvieron siete hijos Rosa Amelia, Milton, Carlos, Jorge, Berta Noemí, Ana María y Miguel, que se caracterizaron por su trabajo tenaz para lograr innovar en la distribución de medicamentos en momentos en los que la comunicación con el centro del país era muy complicada y no había mucho abastecimiento desde el centro del país —dijo a Peninsular Punto Medio, Zacil Guadalupe Canto Ureña, quien recordó como en su momento su padre Jorge Canto y Canto, viajaba en su avioneta para buscar nuevas plazas en las cuales abrir sucursales.

En el libro “La Farmacia y la Medicina en Yucatán” que se publicó en 1999, con motivo de la conmemoración del aniversario número 50 de la Organización Canto Hermanos, Carlos Canto y Canto, comparte que su padre, Ignacio, había trabajado desde los 13 años en las haciendas henequeneras de su abuelo, Eligio Canto.

Se pensaba que esa sería su actividad principal, pues era un apasionado de la actividad mecánica y se relacionó con conocidos maestros mecánicos a quienes reclutó para sus empresas cordeleras, pero en el año de 1946 su salud se deterioró y tras una operación fue necesario que se dedicara a una actividad menos demandante.

Entonces decidió hacerse cargo de las riendas de la pequeña empresa distribuidora de medicamentos de la que era socio y con el apoyo de sus hermanos Rómulo y Facundo, adquirió los activos de la Droguería A. Coaña Pérez, la cual, a finales de julio de 1949, cambió de razón social y fue de esta manera que surgió la Droguería Canto Hermanos S.A. de R.L. cuyo primer local se ubicaba en un predio de la calle 54 por 65. Entonces se contaba con 17 colaboradores.

Al iniciar actividades, acudían a surtirse a la distribuidora comerciantes de los pueblos, y además de que a muchos se les enviaban sus compras a través de paquetería que entonces se utilizaban en todas las poblaciones del estado y que llevaban los productos viajando en Ferrocarril o en las pocas carreteras que existían. También se utilizó un par de camionetas para visitar las poblaciones del oriente y sur del estado.

Esto para importante porque cuando estos clientes venían a Mérida pasaban a visitar con clientes la Droguería, que paulatinamente y con las mejoras de la carretera que comunicaba con el centro del país que fue aumentando la variedad de productos y que los laboratorios más importantes se acercaran a surtir.

Después de que en 1950 abriera sus puertas la Farmacia Mérida en la calle 60 entre 65 y 63, actualmente es el Pasaje Emilio Seijo, con mucho esfuerzo fueron adquiriéndose más establecimientos como la Farmacia Nueva (en el edificio la Gacela de la calle 60), Palma, frente al parque de la Madre, que luego se trasladó al Peón Contreras, hasta llegar al año de 1968 cuando ya se contaba con ocho establecimientos repartidos en el centro de la capital yucateca.

Fue el padre de Zacil, Jorge quien en 1961 comenzó el proceso de expansión primero en la ciudad de Campeche, donde se adquirieron primero la Farmacia Mercado y dos años después la Farmacia Lanz, que fue fundada en 1877.

Luego tocó el turno a Ciudad del Carmen, Coatzacoalcos, Minatitlán, Chetumal, Veracruz y hasta la Ciudad de México, donde se abrió una sucursal de Farmacias Canto en la Plaza Inn ubicada en Insurgentes Sur.

Pero es de destacar en toda esta labor, el acompañamiento de las esposas de Carlos y Milton, las señoras Genny María Ontiveros Campos y Delta María Osorio Pérez, respectivamente, quienes inclusive aparecen como madrinas en las imágenes que se tomaron en 1949 con motivo del cambio de razón social antes mencionado, y luego al momento de cortar el listón inaugural sea de remodelaciones o de nuevas sucursales, labor a la que también se sumó Clara María Ureña, esposa de Jorge Canto y Canto y madre de Nicte Coral, Zacil Guadalupe y Jorge Ignacio, quienes también participaron en este tipo de eventos.

En la actualidad, los giros de negocios de la familia Canto son muy diversos, y al frente se encuentran el ingeniero Carlos Jesús Canto Ontiveros, expresidente de la Coparmex en Mérida y el ingeniero Eduardo de Jesús Canto Orozco, quienes junto con Zacil Canto Ureña, son parte de la tercera generación de esta exitosa familia que sin duda ha dejado huella en el desarrollo comercial del Sureste Mexicano, y en otros ámbitos como inclusive el rescate del Centro Histórico de la capital yucateca.

Texto: Manuel Pool Moguel

Foto: Cortesía

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