Con tambores y percusiones en notorio silencio, una caravana integrada aproximadamente por 300 personas caminó desde el Museo Tamayo hasta el Museo Nacional de Antropología e Historia, en el Bosque de Chapultepec, en una llamada “procesión” por la posible extinción de la vaquita marina.
La movilización tuvo como objetivo colocar una escultura que asemeja el cráneo de la vaquita. La pieza, llamada Memorial Marsopa Vaquita, fue elaborada por Patricio Robles Giil, quien afirmó que representa la ignorancia, indiferencia y falta de respeto de la humanidad por los océanos.
“Habernos reunido aquí envía un fuerte mensaje al mundo del compromiso que tenemos los mexicanos con la extraordinaria biodiversidad de sus mares y territorios” afirmó.
Al momento de ser colocado el memorial se interpretó la pieza fúnebre Responsorio in Memoriam, de Adolfo la Vista, para concientizar acerca de la importancia de las muertes de la especie.
Robles Gill dijo que los espacios naturales dan “paz infinita” al mundo. En el evento también participaron 300 niños nombrados embajadores del mundo natural.
