Coqueteo presidencial

Por Martín Arias

Es del dominio público el conocimiento de que el deporte favorito del Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, quien aseguró que en su gobierno se realizará un plan estratégico para reimpulsar el “rey de los deportes” y generar prospectos de Grandes Ligas.

El proyecto, que en el papel suena muy bien, aunque probablemente pueda ser costoso, es muy factible debido a la pasión que la pelota caliente despierta en el mandatario.

Sin embargo, el fútbol es muy celoso con los apoyos gubernamentales (para una “pequeña” muestra, los Tiburones Rojos de Veracruz), y por eso no se quieren quedar sin su rebanada de pastel.

No por nada, la Liga MX invitó a López Obrador a entregar el trofeo de campeón para la final de vuelta entre América y Cruz Azul, para intentar “enamorarlo” y evitar que se rompa la relación histórica que ese deporte ha guardado con el poder.

Cabe aclarar que, la negativa del Presidente de la República a asistir a la gran final no significa que despreció a la Liga MX, es simplemente una cuestión de logística. Acá lo interesante es que las personas que manejan el fútbol mexicano no se quedarán con las manos cruzadas viendo cómo su probable competencia, la Liga Mexicana de Béisbol, se fortalece a costa suya.

El hecho de que el circuito veraniego de la pelota mexicana arranque con 16 equipos, cuando en un principio se anunció que lo haría con 12, sólo es un aviso del buen momento que viene para el béisbol nacional.
La cuenta está llena y el fútbol se no quiere ponchar.

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