Crónicas de Egipto

Justamente hace 4 años, para estas fechas estaba en El Cairo, realizando mi investigación de tesis de maestría. La capital más grande de África, con aproximadamente 10 millones de habitantes, y como toda gran capital es el centro de una alta ebullición cultural, política, social y un tráfico caótico.

Egipto tiene el sello de las pirámides, faraones y desiertos. Sin embargo, en el año 2011, otro suceso acaparó la atención: El inicio de la Revolución Árabe. En ese año, Egipto, pero sobretodo, El Cairo se convertiría en el centro del medio oriente y donde la revolución de la Primavera Árabe vería su máximo esplendor cuando la población egipcia se reunió en la plaza Tahrir para exigir la caída del dictador Hosni Mumbarak, y más tarde en el 2013, se reunirían nuevamente para exigir la renuncia de Mohamed Morsi.

Un año después, justamente en aquel verano del 2014, con una prominente ventaja del 96 por ciento de la votación, ganaría la elección presidencial Abdel Fattah el-Sisi, quién tomó protesta como nuevo presidente de Egitpo a los pocos días de la victoria electoral. La famosa plaza Tahrir, que significa “Libertad”, fue testigo del festejo y de la esperanza colectiva que llenaba las calles, banderas, familias, todos festejaban al cual llaman el hijo predilecto de Egipto. Pero entre toda esta ebullición, una joven fue acosada sexualmente y más tarde violada en la misma plaza de Tahrir, evento el cual causó mucha indignación e hizo surgir el problema social que muchas mujeres egipcias tienen que afrontar.

En efecto, y como pronta respuesta a estos problemas, el número de turistas ha bajado en picada en ese país árabe, afectando a gran parte de la población, pues el turismo no sólo depende de las personas con las que entra en contacto directamente, sino que hace que muchos otros sectores se activen y crezcan.

Y esta escasez de turismo es más que evidente: las escenas con las pirámides vacías, con puestos de suvenires cerrados, restaurantes que podían tener hasta mil comensales por día sin ningún cliente. El turismo le huye a una ciudad caótica en vías de establecer el orden, pero el real problema queda cuando la imagen queda así en la mente de los turistas, imagen que es una y otra vez reforzada por los medios de comunicación. La guerra y el miedo venden millones. Pero en realidad, con la caída en picada que enfrentaron no sólo afectó la parte económica, sino que además con la pérdida de turismo también Egipto perdió parte de su actividad cultural, como por ejemplo, con empresas que hacen papiros y tapetes que tuvieron que despedir a sus artesanos, los jóvenes han decidido dedicarse a diferentes actividades, esto conlleva una pérdida de identidad y de herencia cultural, y entre otros notables daños, está el Museo de El Cairo, hogar de la famosa tumba de Tutankamón, dónde durante la revolución tuvo graves daños al patrimonio que guarda.

Muchas de las imágenes que vemos, hacen que Egipto parezca más violento, y es un país con mucho problemas, unos mas evidentes que otros, pero la gente egipcia habla de estos problemas, no trata de evadiros ni minimizarlos, no es un tabú. Lo quieren dar a conocer, todos como ciudadanos tienen esperanzas, de que con el nuevo régimen todo va a mejorar, una esperanza arriesgada. De manera contradictoria un país que es cuna de la civilización está empezando a escribir su propia historia.

Por Silvia Carrillo Jiménez*
silvia.carrillojimenez@gmail.com

* Asesora del Departamento de Fomento Turístico de Valladolid y maestra en Desarrollo Sustentable y Turismo.

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