Cuando el sueño es una pesadilla

Mary Carmen Rosado Mota
@mary_rosmot
latribunaesnuestra@gmail.com

Hace poco más de una semana, Naomi Osaka publicaba en su cuenta de Twitter que no se presentaría a las ruedas de prensa del Roland Garros para cuidar su salud mental; posterior a su primer partido en el Grand Slam cumplió su palabra y fue sancionada con 15 mil dólares por no pasar a hablar con los medios, pero además, advertida de la posibilidad de ser expulsada del torneo.

Naomi Osaka nació en Japón en octubre de 1997; sin embargo, desde los tres años ha vivido en Estados Unidos, lugar donde empezó su acercamiento con el tenis y en el que finalmente se convirtió en una talentosa jugadora. A pesar de vivir la gran mayoría de su vida en ese país, Naomi siempre ha representado a Japón y ha crecido de acuerdo con su cultura y principios.

A los 17 años debutó en el máximo circuito profesional de tenis, comenzando así una exitosa trayectoria en corto tiempo, pues tres años más tarde ganaría su primer Grand Slam. Todos los atletas de tenis sueñan con ese momento, el día en el que los esfuerzos de tantos años, o en algunos casos de pocos, logran verse materealizados al levantar uno de los cuatro slams que se disputan al año, un sueño que para Naomi se convirtío en pesadilla.

Naomi llegó a la final del Abierto de Estados Unidos en el 2018, pero de frente tuvo a Serena Williams, quien estaba en casa regresando en un año complicado después de convertirse en mamá; aquella final tuvo algunas controversias pero el resultado no, Naomi fue contundente para ganar y obtener el primer Grand Slam de su carrera. Pero en la ceremonia de premiación el público presente en el estadio abucheó a la joven tenista, quien incluso se cubrió la cara con una vicera para limpiar sus lágrimas mientras la misma Serena intentaba darle animos. Ahí comenzó todo.

Unos meses después, al comienzo de 2019, Naomí ganó su segundo Grand Slam de forma consecutiva y a partir de entonces ha ganado uno por año, el último fue el Abierto de Australia a prinicipios de 2021. Pero a la par del aumento de su nivel también se ha deteriorado otro aspecto, uno que solemos dejar de lado y que es sumamente importante seas deportista o no. Nuestra mente.

Fue el pasado lunes cuando Naomi anunció oficialmente que se retiraba del Roland Garros y que hará una pausa en su carrera profesional para atender su salud mental por un episodio de depresión que ha vivido desde el 2018. De forma muy específica señaló la ansiedad y estrés que le genera hablar con la prensa, lo que es visible en la mayoría de las entrevistas que ha dado.

Es verdad que la prensa es muy relevante en la industria deportiva, por una parte son los medios para que el mundo sepa qué es lo que sucede con los atletas o equipos pero también tienen un lado oscuro, uno que se dedica a buscar el lado más vulnerable de los deportistas para lucrar con eso. Y no, no basta con ser una atleta profesional para saber hacerle frente a los reporteros cuando hay tantas emociones a flor de piel, principalmente cuando tienes una carrera que ha crecido súbitamente en poco tiempo.

El caso de Naomí ha abierto, una vez más, la discución respecto a la salud mental en el deporte. ¿Estamos preparados para el éxito? Esta atleta que se disculpó por haber ganada su primer Grand Slam dejando de lado la historia que estaba haciendo al ser la primera japonesa en lograrlo, es un ejemplo importante para hacernos entender que cuando nos esforzamos tanto en lograr nuestros objetivos sin entrenar el aspecto mental, el sueño se puede convertir en una pesadilla. Y después, quizás nos cueste mucho despertar.

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