De Haití hasta Honduras

Por Carlos Hornelas

Tradicionalmente México ha sido anfitrión generoso de migraciones que han enriquecido el crisol de su vastedad cultural, así como su vocación filantrópica y solidaria con otros pueblos.

Así lo hizo con la nación menonita y la comunidad libanesa a inicios del siglo pasado. Con los españoles, que huían de la guerra civil, en la década de los treinta.

Lo hizo en los cincuenta, con los marginales como los Trotsky o los cubanos Castro. En los setenta, con los chilenos y argentinos que salían de regímenes dictatoriales. Con los nicaragüenses y los guatemaltecos en los ochenta.

A pesar de las críticas internacionales, de las presiones de potencias extranjeras ante esta práctica, México ha sido una patria acogedora con todos ellos, mostrando así su rasgo diferenciador: hasta ahora no ha sido ni cómplice ni subordinado.

Más recientemente, en 2016, tres mil haitianos se quedaron en suelo bajacaliforniano tras su búsqueda fallida por el sueño americano. Venían de la isla, que había sido arrasada por catástrofes naturales. Actualmente se han asentado en la zona centro y norte de Tijuana, en un lugar que todo mundo ya conoce como “la pequeña Haití”. Es una comunidad con humildes casas de madera y de cartón que se localiza cerca de las aguas residuales.

Algunos se han podido emplear en trabajos modestos como vigilantes de comercios, trabajadores de la construcción o soldadores. Hay quienes señalan que se han quedado por la promesa de las autoridades de permitir traer a sus familiares directos en un par de años. Tras emitir las primeras visas de carácter humanitario, el Estado mexicano negó a una segunda oleada de haitianos las mismas condiciones y permanecen sin papeles. Otros, porfían en su deseo por cruzar la frontera hacia “la Tierra de los hombres libres”.

Los tradicionales restaurantes de comida china, que uno puede encontrar en cada esquina, han variado su menú porque muchos haitianos no son adeptos a esa gastronomía, ni tampoco consumen tortilla o comida mexicana. Lo mismo ocurre en otros renglones como la religión. Los católicos aprenden a convivir con distintos credos que antes no existían.

El episodio haitiano puede brindarnos lecciones de todo tipo para poder prever lo que pueda suceder a futuro con la caravana migrante desde Honduras en esta primera incursión. De ser sorprendidos en su trayecto, podrían ser remitidos a uno de esos centros de detención de migrantes, en los cuales los niños son separados de sus padres.

Si logran cruzar las fronteras y son deportados, las autoridades migratorias tendrían que regresarlos al país desde el cual ingresaron: México.Si no encuentran trabajo en el corto plazo, pueden ser reclutados por el crimen organizado.

Si se acogen al asilo político, esperemos que no reciban el mismo trato xenofóbico y de desprecio que se les propina en las redes sociales. No es cosa fácil. Es un escenario que hasta ahora no tenía precedentes en nuestro país. Lo único malo es que el diablo trabaja todos los días y sin descanso.

 

1 Comment

  1. Helios Gómez
    octubre 24, 2018 - 1:43 pm

    Es un gusto leer tus comentarios. Helios.

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