Todos los pormenores del debate presidencial 2018

¿Qué es un debate?

El diccionario de la Real Academia de la Lengua tiene sinónimos agresivos para definirlo: controversia, lucha, combate. Y sí, eso es el debate de esta noche: un civilizado pleito, una zacapela televisada para exponer propuestas, cuestionar ideologías ­­­−si es que aún existen­− y tumbar planes de gobierno. Eso es al menos en la utopía, porque evidentemente también podrán entrar en escena las acusaciones personales, incluso alguna revelación incómoda, de esas que nos llevan a afirmar “ya se puso bueno”.

Por supuesto, no a eso se va, pero en la guerra y en el amor, todo se vale. No hay adagio perdido. Como sea, si los griegos, inventores de la democracia, pudiesen vernos, quizá de lo único que podrían sentirse orgullosos es de este evento, sobre si se toma en cuenta las buenas raciones de lodo que los candidatos se han aventando y que no contribuyen precisamente a “subir el nivel de la campaña”, lo que quiera que eso signifique.

No obstante, si seguimos con el asunto del orgullo griego, tampoco en los debates hay garantía de nivel, aunque lo último que muere es la esperanza. En ese sentido, tiene razón Benito Nacif, consejero del INE y encargado de supervisar la instalación del foro en donde se encontrarán los cinco candidatos esta noche: “hemos definido reglas para el debate, reglas de moderación, buscamos hacerlo más atractivo, más dinámico, pero, al final del día, los debates son tan lindos como los propios candidatos estén interesados en debatir y contrastar sus ideas”.

El economista y escritor argentino Eduardo Levy Yeyatu propone que los debates presidenciales aportan dos valores esenciales. “Primero, información: la oportunidad de que los candidatos se definan, nos diga qué piensan y qué proponen. Segundo, formación: la pregunta franca, orientada a las demandas del desarrollo y a las complejidades de la implementación, elude la fácil enumeración de males y promesas, interpela a los candidatos, los obliga a pensar qué se proponen. A elaborar una respuesta que muchas veces no precede a la pregunta”.

El formato

En el primer debate presidencial se tocarán los temas de Seguridad Pública y Violencia, Combate a la Corrupción, Impunidad, Democracia, Pluralismo y Grupos en Situación de Vulnerabilidad, los cuales se distribuirán en tres segmentos.

Bloques del debate:

Segmento 1: Interacción entre moderadores y candidatos a través de preguntas.

Segmento 2: Bloque de discusión entre la y los candidatos.

¿Cómo se manejarán los candidatos en los dos bloques?

Cada candidato contará con dos réplicas o contrarréplicas de 30 segundos cada una, la cual se podrá usar al término de cualquiera de las intervenciones de las otras candidaturas en el bloque 1.

En el bloque 1, cada bloque iniciará con una pregunta común para todos los candidatos con un contenido específico que acote cada subtema, realizada por un moderador por hasta 30 segundos.

Después de esto y durante un tiempo de tres minutos por candidatura (2 minutos y medio de tiempo efectivo por candidatura y 30 segundos como tiempo de referencia para el moderador).

En el bloque 2, los candidatos se confrontarán entre ellos para contrastar sus plataformas.

Las candidaturas se dividirán en una candidatura ponente y tres opositoras.

 

Un moderador plantará el tema específico hasta por 30 segundos, un candidato realizará un posicionamiento y las demás candidaturas refutarán el argumento.

El orden de participación de la candidata, los candidatos y las personas que fungirán como moderadores será distinto en cada bloque, de tal forma que los moderadores interactúen con todos los contendientes y cada candidatura participe como ponente en un segmento del debate.

 

¿Quién gana el debate?

El investigador en Comunicación Política y profesor de la Universidad Panamericana, Ramón Morales Izaguirre, comentó en una entrevista que los debates más que exponer las propuestas, delinean las personalidades de los candidatos y que generalmente le va mejor a quien se muestra más espontáneo que con un desenvolvimiento muy ensayado.

Indicó que un debate presidencial no tiene uno, sino tres ganadores: el oral, el retórico y el mediático.

Ganador oratorio: Se trata de la persona que es más atractiva a cuadro por la manera en que utiliza el lenguaje no verbal, por el tono de su voz y por las expresiones gestuales, que lo convierten en el personaje más entretenido de ver. El auditorio se siente muy atraído por su forma de expresarse. “No viene a ganar el debate, sino a producir spots, para reciclarlos en el futuro con sus mejores ataques”, indicó.

Ganador retórico: Aquel que va al debate a realizar propuestas; sin embargo, enfrenta el problema de cómo argumenta, pues entre más refinada sea su argumentación, menos personas entenderán los planteamientos.

Ganador mediático: Es el más importante, ya que es aquel que los medios de comunicación ven como el ganador. “Es una victoria casi insustituible porque alguien pudo haber sido el más claro en el debate, el más contundente, el mejor orador, pero si la mayoría de los medios dicen que ganó otra persona entonces ganó otra persona en el ojo público”, sentenció.

Texto: Punto Medio

 

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