¿Debate?

El debate televisivo del pasado domingo, sigue, en palabras de Javier Tejado Dondé, demostrando que el medio masivo por excelencia es todavía la televisión abierta. De acuerdo con él, la mayoría de los que siguieron el curso del evento, lo realizaron a través de este medio. Las audiencias todavía se ponen frente al televisor antes que a las pequeñas pantallas. Según la estimación de Nielsen IBOPE citada por Tejado alcanzó a 13.73 millones de televisores.

Al tiempo se sabrá si la declaración es para ubicar en el mapa de publicistas y propagandistas nuevamente a la televisión, quien sufre de cada vez menor inversión en espacios y una decreciente importancia en el ámbito social. O bien, es para hacerla repuntar en un año electoral. Después de todo, nuestro país todavía no es totalmente digital.

Sea como fuere, desde el punto de vista mediático, el debate retiró la noción del frío y acartonado formato que tradicionalmente nos presentaba el Instituto Electoral y añadió algunas novedades. En lo personal, todavía no me convence la participación de tres conductores, para dirigir los cuestionamientos, no obstante he de reconocer que traen frescura al desarrollo de los temas.

La administración de los tiempos hace que, como estrategia, los contendientes prefieran tratar de dejar un mensaje claro entre sus correligionarios y los votantes indecisos, en lugar de dar pie a los escarceos que todo mundo espera. Finalmente, todos deseamos apreciar el carácter y el temple de cada candidato, ya sea por la vía de los argumentos, la improvisación o los recursos de su comunicación no verbal. Empero, muchos de esos rasgos se pudieron notar, aunque en la mayoría de los casos, solo de manera superficial.

Asimismo, se echa de menos la demandada y multicitada “interacción”. En la actualidad es posible que a través de las redes sociales se puedan elegir unas cuantas preguntas hechas por el público en el instante mismo de las comparecencias, a fin de sazonar un poco y medir la capacidad de cada uno de los participantes. Sobre todo, porque, para algunos de ellos no hubo tanta diferencia entre los mensajes de sus spots electorales y los “Punch lines” que lucieron durante sus turnos.

Como se empieza a hacer costumbre en aquellos acontecimientos que acaparan espacio en la agenda mediática, la mayor actividad de los internautas no fue la consulta y verificación de la información vertida por cada ponente, sino la generación espontánea de los memes que acompañaron segundo a segundo el pulso de las declaraciones de los rivales.

Tal vez quienes pudieron capitalizar más sus intervenciones hayan sido los llamados candidatos independientes que no han tenido tanta exposición en los medios como los partidos políticos, quienes prorrumpen la programación televisiva, y hasta los portales y páginas de internet. Por poco salen hasta en la sopa.

Quedan a deber como candidatos las soluciones, las políticas públicas para solventar los problemas. Como contendientes, hay grandes temas que no se tocaron y revelan sospechosamente una especie de arreglo de temas tabú: la Casa Blanca, Ayotzinapa y los periodistas asesinados, entre otros.

Por Carlos Hornelas.

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