Del deber y la rebeldía, de una mujer a otra

 

Los deberes que nos exige la vida son innumerables, van desde los deberes sociales que nos imponen modas y modos, los religiosos que nos obligan a seguir protocolos, y por supuesto, los nacionalistas, que nos exigen ser buenos ciudadanos, honrados y correctos.

Yo estoy muy confundida. Crecí en una sociedad cerrada que me enseñó que como mujer tenía que encontrar a un buen hombre, casarme y tener bebés; me dijeron que debía estudiar y esforzarme en la escuela, pero nunca me hablaron acerca de la relevancia de mi trabajo profesional. Yo no entendí nada, nadé en contra de muchas corrientes y hoy por hoy, sigo sin casarme. La sociedad mexicana es muy dura, en especial para las mujeres, y nos ha confundido a todas.

Creo que siempre he llevado dentro de mí un pequeño grado de rebeldía, este me ha permitido discernir qué deberes quiero para mí y que otros ignoraré y desecharé, pero no ha sido fácil, lo que nos enseñan de chiquitos se queda grabado en nuestra piel y por momentos no puedo evitar sentir que lo estoy haciendo todo mal; tengo 30 años, no tengo novio, acabo de renunciar a un trabajo que no me hacía feliz y cada día que pasa pierdo un granito de fertilidad (o al menos eso me dicen). Ser la mujer que yo quiero ser es difícil porque, primero que nada, ¿Quién es esa mujer? ¿Cómo es y qué quiere de la vida? ¿Cómo me separo de todos los “debe ser” y empiezo a pensar en lo que yo soy auténticamente?

Es difícil ser mujer en los tiempos modernos porque la guerra no es solo de género sino del género mismo. Pareciera que las mujeres están molestas con las propias mujeres; las trabajadoras critican a las mantenidas, las mantenidas ven mal todo lo que las trabajadoras hacen y es el cuento de nunca acabar. ¿Por qué no podemos aceptarnos unas a las otras y dejarnos ser en lo que hemos elegido para nosotras mismas? Para mí, ser feminista es sinónimo de ser la mujer que quieres ser, sea lo que sea que eso signifique, es aceptar tu valor como ser humano y conducir tu vida en la dirección que te parezca mejor; ser feminista es ser rebelde y cuestionar los “deber ser” para convertirte en ti misma.

Creo que a nuestra sociedad aún le falta un largo camino por recorrer antes de lograr la perfecta rebeldía, pero podemos empezar aceptándonos unas a las otras y admitiendo que existen todo tipo de mujeres, las que viven solas, estudian maestrías y trabajan arduamente, las que se quedan en casa y cuidan a sus bebés, las que siempre fueron princesas y necesitan ser rescatadas. No hay blanco, no hay negro; no hay reglas ni deberes. El deber es contigo y hacia lo positivo. Si no nos unimos en nuestras diferencias, la lucha se hace más pesada, así que hermana, comencemos por ahí.

Por Isabel Gutiérrez*
isa.gtz88@gmail.com

* Yucateca, actualmente radicada en Ciudad de México, donde trabaja como urbanista desde hace 3 años y sueña con algún día realizar proyectos urbanos.

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