Deporte sí, violencia no

Por Gabriel Ortiz

El lamentable suceso de violencia ocurrido la semana pasada en nuestra ciudad pone de manifiesto la urgencia por atender de formas más efectivas la prevención y cuidado de los grupos sociales vulnerables, como puede ser el caso de las mujeres. La nota sobre la golpiza propinada a una joven por su expareja, viene a colación en este espacio debido a la particular información que acompañó varios de los titulares sobre el hecho en los medios: “practicante de Karate…”, “Karateca golpea…”, entre otros.

Pude darme cuenta, revisando las publicaciones y comentarios de usuarios de redes sociales virtuales, que la práctica de dicho deporte resultaba relevante para posicionar su opinión al respecto. En algunos casos las opiniones adjudicaban a la práctica de esta disciplina, el desarrollo de un perfil violento y agresivo. Ya sabemos que en las redes sociales podemos encontrar opiniones de todo tipo, sin embargo, la frecuencia en un mismo sentido o percepción deben ser indicadores para reconocer las construcciones e imaginarios que se llegan a tener sobre ciertos temas, actividades y hechos.

Vivimos en un mundo en el que la violencia y la agresión se han normalizado a tal grado que en muchos casos se define como una actividad natural ante la disputa de ideas, creencias y conflictos. Quizás la más penosa de sus prácticas es aquella asociada a la diversión y el entretenimiento; pero en esa bolsa no entra el deporte. El deporte, aunque sea de contacto, aporta al crecimiento del individuo, otorga nobleza, conocimiento y humildad. Lo pasado sólo son los actos de un cobarde.

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