Depresión masculina y enojo

RENÉ EMIR BUENFIL VIERA
psicrenebuenfil@gmail.com

Cuando piensas en una persona con depresión te imaginas a alguien triste, y por eso te cuesta entender que un hombre está deprimido si no lo ves llorar por los rincones ni con la cabeza baja y derrotada ¿Por qué sucede esto?

Porque uno de los mandatos de la masculinidad tradicional es la fuerza, no mostrarte débil, y estar triste muchos hombres no lo vemos como algo humano ni como parte de la vida emocional, sino como sinónimo de vulnerabilidad, ya que no somos educados para manejar sanamente la tristeza, sino a hacerla a un lado y a fingir que no la sentimos porque en nuestra cabeza es algo femenino e indeseable o que nos debe dar vergüenza sentir

¿Y cuál es la emoción que socialmente está permitida que los hombres expresemos abiertamente? La ira, y por eso nos enfocamos en molestarnos con medio mundo, aunque en el fondo lo que estamos es tristes, pero queremos ocultarlo a toda costa, y si nos preguntan la negamos y ponemos cualquier excusa. El problema es que cuando más te quieres hacer el duro, más vas encapsulando las tristezas por dentro y salen a flote cuando te emborrachas, porque bajas tus defensas, pero no las externas conscientemente, y por tanto no las entiendes ni las sabes manejar adecuadamente, y esto también te impide fluir con tus otras emociones, si te niegas a sentir una, dejas de sentirlas todas.

Esta poca conexión con tus emociones hace que no te entiendas a ti mismo y por lo tanto tampoco entiendas a las demás personas, tienes poca empatía y además te lo tomas todo personal, estás sensible y te sientes atacado, criticado o agredido sin deberla ni temerla, esto es una receta para el desastre.

¿Cuándo se soluciona esto? Cuando estés listo para admitir tus tristezas acumuladas y estés dispuesto a trabajar en ellas y a entender qué te hizo empezar a acumularlas sin querer enfrentarlas en un principio, y quieras dejar de acumularlas y empezar a adquirir las competencias de la inteligencia emocional para manejarlas cada vez mejor y puedas comprobar que en tu vida diaria es mejor fluir con las emociones y enfrentarlas en el momento que llegan para poder dejarlas ir con facilidad y seguir adelante, una vez que pruebas esto comienza a irte mejor con tu pareja, familia, en trabajo, y vas viendo los resultados de tus esfuerzos.

La paradoja es que para dejar atrás la depresión hay que reconocerla para trabajar en ella, y es en muchas ocasiones lo que no estamos dispuestos a aceptar, por lo tanto está difícil salir de ese estado. Tú mismo te tienes que dar permiso de estar triste, incluso muy triste y tener la libertad de sentir eso que no quieres sentir para poder salir adelante, es hora de tomar al toro por los cuernos y dejar de hacerte daño para construir una relación más sana con tus tristezas aceptando lo que te duele, identificando por qué te duele. ¿Hay que superar esas heridas emocionales y hacer las pases con tu pasado? Una idea clave es: lo contrario a la depresión no es la alegría sino la esperanza.

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