Desde hace más de 40 años, la Iglesia de San Pedro y San Pablo funciona en la colonia Nueva Chichén Itzá, pero ya le salió dueño al terreno en el que se asienta.
Indignados, los feligreses se han dado cita en el inmueble para hacer una guardia y evitar que sigan dañando el recinto religioso.
Según reportan, desde las cuatro de la mañana, los vecinos del rumbo escucharon los ruidos que hacía un grupo de trabajadores que hicieron un boquete en la pared.
“Cuando llegamos ya había gente dentro de la iglesia con material para poner un muro y pisos”, dijo uno de los parroquianos, quien recalcó que estas personas rompieron unas bancas de cemento en el lugar.
Los licenciados del supuesto dueño del terreno dijeron que se contaba con la orden judicial para ingresar de esta manera, pero por la manera en la que procedieron, al amparo de la madrugada, los vecinos dudaron que sea cierta dicha afirmación, además de que nunca se mostró la documentación.
Después de un diálogo que culminó con la espera del representante legal de la Arquidiócesis de Yucatán para atender el caso, se detuvieron los trabajos pero los feligreses se mantuvieron en él lugar ubicado en la confluencia de las calles 16 por 23 de la mencionada colonia.
“Queremos que esto se resuelva por la vía pacífica, no por la violencia”, subrayó otro de los fieles.
Texto y fotos: Manuel Pool Moguel
