Desde Rusia con amor

 

Santiago Pell
santiagopell2105@gmail.com

No, esta columna no es sobre la película de James Bond de 1963, de hecho, los personajes de cada historia resultan prácticamente diferentes: uno es un agente secreto ficticio con licencia para matar y el otro es un tenista de hoy en día que se posiciona como el número cuatro del planeta. Las únicas dos semejanzas que tienen en común es que usualmente muestran un poco de carácter soberbio y que poseen toda mi atención y agrado.

Daniil Medvedev se hizo del último certamen del año y clavó en suelo londinense la bandera rusa marcando su territorio y demostrando que puede vencer a cualquiera que se le ponga en frente. Tanto así que liquidó a los tres mejores jugadores del mundo: Novak Djokovic, Rafael Nadal y Dominic Thiem.

El monstruo del tenis salió del armario con el plan de espantar bajo la cama al joven Daniil en plena noche de sueños, sin embargo, el susto se lo llevó el serbio al no poder meter ni las manos bajo su almohada y terminar con un contundente marcador final de doble 6-3.

En su participación, la fiera española tuvo buen inicio con su intento de devorar a Medvedev, pues se adjudicó el primer set por 6-3, pero los siguientes dos platillos resultaron ser de postre para el jugador nacido en Moscú; el mallorquín quedó hambriento con un marcador final de 6-3, 6-7 y 3-6.

En última instancia, Dominator llegó desde el futuro para despedazarlo. Convirtió su metralleta en raqueta y comenzó ganando al primer set con excelente timing, tanto en sus golpeos de revés a una mano como sus derechas. No obstante, mientras pasaban los games, su rival se fue haciendo más grande y fuerte que él. No pudo contener los saques ni devolver todas las pelotas que el muro rojo del Kremlin simplemente regresaba sin pausa alguna; el marcador final resultó en contra del austríaco por 6-4, 6-7 y 4-6. Daniil

Medvedev cumplió una tarea pesada, una labor que se veía imposible de llevar a cabo y ha entrado a la reducida lista de jugadores a lo largo de la historia que han superado a los primeros tres lugares de la tabla de posiciones en el mismo torneo de maestros, como es el caso de Boris Becker, Novak Djokovic y David Nalbandian.

“Dan” nos recuerda que muchas veces tienes que creerte el mejor para convertirte y llegar a ser el mejor, no importa la adversidad que se nos ponga en frente. Nos hace imaginar que sea cual sea el piso que en el que estemos parados, los monstruos que deleiten espantarnos, las bestias que quieran comernos o los robots que busquen destruirnos, siempre habrá una bandera rusa en nuestra mochila que podamos clavar junto a nosotros, al mismo tiempo que levantamos el trofeo de nuestras vidas y digamos como él: éste va “desde Rusia con amor”.

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