Don Marcos y sus salbutes campechanos

El sabor de los antojitos que se ofrecen en un modesto puestecito del mercado de Santa Ana es tan especial que, a decir de su propietario, no se requiere ni siquiera de personal que salga a competir con los otros establecimientos por la clientela.

“Es más, hasta hace poco el local ni siquiera tenía un nombre”, dijo Don Marco Antonio Poot Braga, quien con el mismo esmero y cuidado que le enseñaron sus abuelos y sus padres, que atendieron el lugar, elabora al momento sus empanadas y salbutes campechanos, (así les llamó porque le comentaron que se elaboraban de esta forma en Ciudad del Carmen), rellenos con carne molida y acompañados de tomate y cebolla.

El aroma que despiden al momento de servirse calientitos y, su aspecto esponjado, son tal vez la razón por la que a pesar de ser algo tan sencillo, desde hace muchos años ha tenido éxito entre los vecinos de la zona que en muchos casos, aunque se han cambiado de domicilio, regresan cada vez que pueden a visitar a Don Marcos, para retornar por medio del sabor a aquellos años en los que eran niños y sus papás o abuelos los llevaban a comer al lugar.

“Recuerdo a muchos clientes en su infancia, cuando sus mamás a veces se los encargaban a la mía, que era muy afecta a cuidarlos, mientras ellas iban rápidamente a realizar sus compras a los puestos de carne o verduras que poco a poco han desparecido”, dijo el entrevistado, quien recuerda que en ese entonces junto con sus padres trabajaban a lo largo de cuatro mesetas, junto a las que colocaban las bancas para los comensales.

“Solo había algunos puestos de comida repartidos en el interior del mercado, que no había sido remozado, donde estaba también un lugar para comer cochinita que todavía existe”, mencionó mientras señalaba hacia una de las esquinas del lugar que ahora ha cambiado de vocación, es más turístico.

“Hoy entre los comercios que venden artesanías solo queda un puesto de carne, otro de verduras y frutas además de la tortillería”, añadió Don Marcos quien recordó que desde hace 35 años se quedó al frente del negocio cuando su mamá sufrió una enfermedad que la obligó a permanecer alejada de su amado puesto y su papá necesitó dedicarle sus atenciones de tiempo completo.

“Yo llegué para ayudarlos años antes, cuando cumplí 18 años, me di cuenta que la escuela no era lo mío y poco a poco fui aprendiendo a preparar las empanadas y los salbutes, que en este caso se elaboran con dos capas de masa, una sirve como base para la carne, y la otra para cubrirla, pero hay que hacerle su orilla para que no se deshaga al momento de freírla”, comentó el propietario quien hace poco completó el menú con órdenes de “chalupitas” y “codzitos”, que en la actualidad no en cualquier lugar se pueden encontrar.

Una de las razones por las que el local de Don Marcos es muy buscado por la clientela, es porque sus productos cuestan mucho menos que los elaborados y también muy sabrosos salbutes y panuchos de los locales aledaños que se cotizan en 15 pesos o más.

“Los salbutes los ofrecemos a siete pesos y los tenemos a ese precio porque realmente los insumos son más económicos que si utilizáramos pavo, aquí son de carne molida, pero de muy buena calidad”, finalizó.

El entrevistado hizo una atenta invitación al público para que lo visiten y disfruten de un auténtico sabor de leyenda.

Texto y fotos: Manuel Pool Moguel

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