Editorial

El Gobierno del Estado informó que a pesar de las múltiples complicaciones que ha traído el año, el campo yucateco tuvo un inesperado e inusitado incremento en la productividad de un 4.5% en el primer semestre del año.

Inesperado porque en teoría todas las actividades económicas se paralizaron al menos los segundos tres meses del año a causa del coronavirus, pero también fue inusitado porque el índice de crecimiento del campo yucateco fue alto. Hablamos de casi un 5% en relación al mismo periodo del 2019.

Esto es importante destacar porque muy pocas veces se habla del sector primario de la economía y en Yucatán siempre nos enfocamos en el comercio, el turismo, o la industria, cuando la base de nuestra alimentación son todas aquellas actividades agropecuarias y pesqueras.

Es lamentable todo lo que pasó en la segunda mitad del 2020 con la llegada de las tormentas tropicales “Amanda” y “Cristóbal”, y el daño que ocasionó al campo, ya que de no haber ocurrido esta tragedia, estaríamos hablando de uno de los mejores años para Yucatán en su actividad agropecuaria.

Y también es una lástima que la Federación haya hecho muy poco para rescatar a los productores yucatecos luego de que perdieran prácticamente todo su trabajo luego de que se inundó gran parte de sus cosechas.

Año de contrastes para nuestra ya muy maltratada tierra.

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