Editorial

El Gobierno de la 4T nos ha dado en muchas ocasiones muestras de que el discurso o no está debidamente homologado o que algo pasa con el mensaje que envía a la población, porque hace apenas unos cuantos días, el doctor Hugo López-Gatell, subsecretario de Salud, afirmó que entrábamos a la parte más crítica del COVID-19 y que la Fase 3 era inevitable, pero ayer lo vimos bastante más optimista.
El funcionario federal afirmó que la curva de contagios se va aplanando y que “tenemos menos casos cada día y vamos a lograr que personas con enfermedad grave por COVID-19 encuentren un espacio en el sistema nacional de salud”. Esto lo llevó a afirmar que el 18 de mayo alrededor de mil municipios podrán regresar a sus actividades normales.
Vaya, esas son buenas noticias. Sin embargo, todavía el domingo el presidente Andrés Manuel López Obrador afirmó que lo peor estaba por venir del 2 al 8 de mayo. Entonces, ¿a quién le hacemos caso?
Lo normal sería que al presidente, pero si es así entonces el discurso optimista de López-Gatell no tiene sentido, ya que le da expectativas muy optimistas a la población, cuando lo peor está por venir.
Bueno, de todos modos lo que nos están tratando de decir es que quieren comenzar a reactivar el país a partir del 18 de mayo y que el primero de junio México vuelva a la normalidad. Ojalá y así sea.

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