Editorial

Si algo ha aprendido el ser humano en los últimos años (y lo ha hecho a base de golpes secos) es que hay que respetar y cuidar al medio ambiente. Una y otra vez nos ha dejado ver que la naturaleza es celosa y que cuando las personas hacen un mal uso de los recursos que tenemos a nuestro alrededor, podemos desatar su furia.

Esto lo podemos comprobar con los mensajes que nos envían y que se sienten cada vez con más fuerza: enfermedades nuevas y cada vez más agresivas, así como fenómenos naturales cada vez más frecuentes y poderosos, son algunos de los problemas que vive la humanidad y que cada vez nos hace pensar con más detenimiento, que clase de mundo le dejaremos a las siguientes generaciones.

Es por tal motivo que en Peninsular Punto Medio nos parece muy importante contarle a usted, querido lector, los riesgos que existen al seguir lastimando al medio ambiente y también las oportunidades que tenemos de hacer las cosas de manera correcta.

En nuestra edición de hoy tenemos varias notas que visibilizan algunos de los problemas que nosotros mismos nos hemos ocasionado, al preferir el interés económico que el ambiental y que nos ha llevado a tener un agua contaminada con varios tipos de pesticida o un monte devastado para conseguir (por increíble que suene) energía limpia.

En fin, seguramente no todo es malo y también son necesarias las inversiones, pero hay que hacerlas con conciencia ambiental, ya que ni todo el dinero del mundo alcanzará para salvar un planeta muerto, asesinado por quienes lo tenían que cuidar.

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