Editorial

Todavía recordamos cuando el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, repetía una y otra vez hasta el cansancio y la necesidad de regresar al Ejército a sus cuarteles y que no anduviera en labores de seguridad pública, ya que para esto existían las policías estatales y municipales.

Se trataba sin dudar de una medida atrayente, pero también llena de sentido. Las fuerzas armadas son el principal aliado de la ciudadanía cuando se trata de casos de emergencia y se requiere al personal más preparado para el rescate y la protección de la nación. No son para atrapar a ladrones, ni para patrullar las calles; su entrenamiento es para proteger a la Patria de los enemigos que pueden venir del extranjero y dar su vida por México.

López Obrador tenía razón y representaba la voz de un amplio sector de la población, que también pensaba que se había hecho un abuso en el uso de las fuerzas armadas. pero se ha traicionado a él mismo una y otra vez desde que tomó el poder, olvidando muchas de las promesas que en su momento lo llevaron a la al la silla presidencial.

La publicación que hizo el Diario Oficial de la Federación de mantener en labores de seguridad pública hasta el 2024, es solamente el reflejo claro de las verdaderas intenciones de AMLO, quien desde que ganó las elecciones puso en marcha su plan de trabajo real, el cual está muy lejos de sus promesas, que cada vez le juegan más en su contra.

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