Editorial

Era el 2013 cuando en Yucatán comenzaron los primeros acercamientos para traer energía limpia al estado, de manera más concreta parques eólicos que mitigaran el déficit de electricidad que siempre ha existido en el estado y que representa una gran carga para los yucatecos, que tenemos una de las tarifas más altas en todo el país.

Eran los primeros escarceos de un proyecto que se logró concretar en el 2017, cuando los primeros aerogeneradores llegaron al estado y comenzara de manera oficial la era de la energía limpia con el primer parque eólico en Dzilam, y que suponía un cambio real para el estado.

Sin embargo, a partir del 2019 desde la llegada del presidente Andrés Manuel López Obrador y de Manuel Bartlett al frente de la Comisión Federal de Electricidad, ha dado un giro de tuercas el tema de la electricidad, y ambos han desdeñado las energías limpias. Incluso hace poco trataron de cancelar de manera temporal los acuerdos para la compra de electricidad a los generadores privados, cosa que los jueces han rechazado hasta el momento.

Esto es un tema que los especialistas de todo el mundo han abordado hasta la saciedad, y por eso es que todos están dando un giro de tuercas hacia una generación de energía más amigable con nuestros recursos naturales. El problema es que México está buscando en el pasado, lo que debería mirar en el futuro.

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