Editorial

La transparencia siempre ha traído controversia desde que en los albores del nuevo milenio el expresidente Vicente Fox Quesada creó el Instituto Federal de Acceso a la Información y Protección de Datos (IFAI), el cual fue el primer intento de dar claridad en las cuentas públicas de las autoridades y en 18 años ha dado pasos hacia adelante.

Prueba de la utilidad de esta herramienta ha sido las múltiples investigaciones que periodistas de todo el país han realizado usando como principal herramienta los institutos de transparencia federal y en los estados. Incluso han existido investigaciones como la de la Casa Blanca, que prácticamente acabó con la credibilidad de Enrique Peña Nieto. Sin embargo, y a pesar de los avances de esta herramienta de transparencia, hasta el momento parece que sus usos parecen exclusivamente para el periodismo, ya que el ciudadano de a pie no ha explotado todo lo que podría la información a su disposición.

Esto se debe principalmente a la burocracia que conlleva el acceder a información. Incluso es bien sabido que existe autoridades que entorpecen la transparencia otorgando información muy técnica o incluso negando su existencia, con tal de no verse exhibido por los ciudadanos. Es importante que las autoridades ejerzan la verdadera transparencia y que lo hagan como un servicio primordial de la administración pública, ya que no hay nada que temer a rendir cuentas… a menos que haya algo que esconder.

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