Editorial

Ayer el Congreso del Estado, en la Comisión de Presupuesto, Patrimonio Estatal y Municipal, aprobó por mayoría la solicitud de préstamos de los ayuntamientos de Mérida, Progreso y Umán. Sin embargo, esto lo hizo por mayoría votando a favor los diputados del PAN y del Movimiento Ciudadano y en contra los del PRI y Morena.

Esto nos deja muy claro, que al parecer se volverá a votar en contra de los empréstitos en esta legislatura, a pesar de las múltiples críticas y polémicas que ocasionó la votación en contra de la solicitud de préstamo que realizó el gobierno de Mauricio Vila Dosal hace apenas un mes y medio.

La pregunta que habría que hacer es si este movimiento también tiene que ver con un factor político y de revanchismo en contra de todo lo que huela al Partido Acción Nacional. Es evidente que en este segundo año de la gestión de Mauricio Vila Dosal, el Poder Legislativo no le está dejando mucho margen de maniobra a los ayuntamientos blanquiazules.

Esto podría interpretarse como que la contienda electoral ya comenzó en menos de en medio de una crisis económica y de salud que vivimos en todo el país.

Si es así tal cual como se plantea, sería muy lamentable. Ya es momento —el ciudadano así lo exige y las condiciones también lo ameritan— de dejar atrás la mezquindad política y comenzar a ver más allá de los colores. Y esto no tiene que ser sólo de dientes para afuera.

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