Editorial de Peninsular Punto Medio

Ayer, el alcalde Renán Barrera Concha anunció que por fin se le dará una solución estructural a una de las obras más infames y polémicas de los últimos años, como es el “paso deprimido” y del cual sabemos toda su historia.

Sin embargo, el pasado eso es. Ahora es tiempo de ver hacia el futuro y de hacer del distribuidor vial una obra que realmente ayude a la ciudadanía y se convierta en un verdadero desahogo para el intenso tráfico que se presenta en Prolongación Montejo, lo que siempre debió de haber sido.

Hablamos de 30 millones de pesos y un cuerpo de rodamiento que se elevará metro y medio para evitar que se inunde a la primera lluvia de la temporada. Además, el alcalde afirmó que contará con un cárcamo de agua que pueda ayudar a una correcta filtración al manto acuífero.

En realidad es una gran noticia, pero lo más importante es que fue una medida propuesta por la ciudadanía y por verdaderos especialistas yucatecos en el ramo, dejando de lado la politiquería que siempre envuelve muchas de las decisiones de las administraciones públicas en todos los niveles.

Es más, hasta el mismo Jorge Carlos Ramírez Marín, quien será rival de Renán Barrera Concha en las elecciones, celebró el consenso al que se llegó entre las autoridades municipales y los especialistas yucatecos.

Hay que olvidar lo que fue el “paso deprimido”. Ya no más “glorietas 4 de Julio” y otras cosas extrañas. Es un distribuidor vial que debe servir a la ciudadanía…porque si no es así, entonces no sirve para nada.

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