Editorial de Peninsular Punto Medio

El Congreso del Estado vive un momento de estertor, principalmente porque la LXII Legislatura concluye sus funciones el 31 de agosto y los diputados que se van quieren dejar su herencia. O por lo menos los de la mayoría tricolor.

Hay jaloneos, nos dicen, por la ratificación o no de Luis Jorge Parra Arceo en el Consejo de la Judicatura, por tercer periodo, y también por revivir iniciativas que ya fueron analizadas y congeladas, como fue la eliminación del reemplacamiento y la rotación de la presidencia de la Junta de Gobierno y Coordinación Política, que fue rechazada por el PRI porque nunca creyeron que iban a perder la mayoría, lo que finalmente pasó en las elecciones del 6 de junio pasado.

Ahora que el PAN tendrá mayoría, los diputados del tricolor pretenden revivir esa iniciativa que presentó en su momento la legisladora Rosa Adriana Díaz Lizama, con la finalidad de ocupar un cargo que, de acuerdo a la ley, corresponde al líder de la bancada con mayoría. Es decir, desde el 1 de septiembre, a Víctor Hugo Lozano Poveda.

Creemos que a la actual Legislatura le asiste la razón en la ratificación o nombramiento de un nuevo integrante del Consejo de la Judicatura, pues el cargo de Parra Arceo concluye el 31 de julio, pero se deben olvidar de las otras iniciativas que en su momento fueron rechazadas, pues lo único que consiguen es dejar la impresión que lo hacen como “venganza”.

Qué mal que por vengarse de los votantes quieran perjudicar al Gobierno.

 

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